- CARPARK
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7
- por Carlos Naval
No sería descabellado imagina a Chazwick Bundick como uno de esos universitarios de carácter introspectivo que sólo tenían espontaneidad para la música y el lenguaje electrónico. Bajito, de pelo rizado y con ojos diminutos, seguro que se pasaba toda la noche frente a un sampler sin la intención de sacar nada en claro, seguro que grabó hasta cinco singles con la inocencia de quien no necesita creerse capaz de hacerlo.
Así, parece revelador que mantuviera en la Universidad del Sur de Carolina una estrecha ‘relación musical’ con el genial Ernest Greene, más conocido como Washed Out, puesto que él, por aquél entonces no conocía el chillwave. Era más de entregarse a los sonidos mareantes del lo-fi y las producciones a lo años 60. Si no me creéis, ya podéis comprobarlo a través de la reedición de esas cinco pequeñas joyas de 7″ en el June 2009, una época brillante, previa al nacimiento del Toro y Moi que hoy conocemos y admiramos.
Con cortes magníficos, este estadounidense descendiente de filipinos conquista el oído y ya se muestra con el encanto especial que le caracteriza. Con cortes breves, dinámicos y que trascienden más allá de una simple reproducción, atrapa en su imaginario semi-funky. De esta forma comienza Best Around y continúa también con Take the L to Leave. No obstante, no será hasta Drive South cuando podamos quitarnos las vendas de los ojos y reconocer la esencia que marcó su futuro: ritmos bailables, deconstrucción de la estrofa y un sonido retro más propio de los 80’s. Confirma esta tendencia con la gran Talamark, que amplía la iconografía con dinámicas más mareantes, que aceleran y se frenan. Aquí fue indudablemente cuando la música se convirtió en un juego para Chazwick. Antes parecía casi una responsabilidad.
Pero el valor de estos cortes es bastante limitado, en cuanto a que solo da a conocer el nexo de unión entre el Toro universitario y el músico. Solo apto para fans y amantes del género. Yo también me considero uno de ellos, sin embargo, creo que todos los mortales deberían de prestar mucha más atención a aquellos cortes gloriosos que han sido olvidados a favor de la cultura chill. De hecho, da mucha más satisfacción vendarse los ojos y entregarse a Dead Pontoon, sin duda el mejor corte de esta recopilación, que recuerda mucho al hipnotismo del último disco de Lotus Plaza. Cambios de ritmo, cultura lo-fi puro años 90, sencillez directa y sincera. Eso es lo que de verdad importa, es nuevo en Chazwick y merece ser escuchado con detenimiento. De la misma forma ocurre con Girls Problems o Ektelon, donde el de Columbia muestra sus artes con la guitarra, más allá de los sintetizadores.
Para acabar, ha escogido los cortes más tranquilos, pero que siguen la dinámica de sus raíces universitarias. En definitiva, es un disco para disfrutar con los ojos cerrados. No hace falta saber quién es ahora Toro y Moi. Este estudiante era un genio que hoy podemos disfrutar en todo su esplendor.