El frío te endurece, curte tu piel con sus vientos helados y te convierte en hielo. De las runas gélidas nacieron Truckfighters, en una paradójica representación del árido desierto. Por eso, aunque su sonido busque afinidad con el ardiente sol que hace hervir la arena, tu entorno moldea tu sonido y por ello ‘Universe’ (Fuzzorama Records, 2014) mantiene esa línea de soledad desesperada, aunque con sustanciales cambios.
La salida de Pezo a la batería se percibe en cada tema. Los cambiantes patrones irregulares han reducido su presencia y, con ello, uno de los puntos fuertes de la banda. No lo pierden del todo, pero han pasado de ritmos con una personalidad y sonoridad única a otros más genéricos cuyas características especiales son más tímidas y escasas.
Los siete temas que campan por este álbum recogen la misma raíz. Riffs redondos que desembocan en gruesos acordes, así como los arreglos vuelven a retomar las guitarras acústicas y punteos sutiles. La evolución temporal queda patente en cada tema. Algunos, como ‘Dream Sale’, se inspiran tanto en sus anteriores trabajos que podrían considerarse plagios de sí mismos. Otros, sin embargo, logran expandir el alcance de estos antiguos métodos hacia cotas inexploradas por la banda.
En estos cinco años desde ‘Mania’ (Fuzzorama records, 2009) han sabido idear algún truco nuevo, pero varios recursos se repiten en demasía y no poseen la misma imaginativa –quizás achaques de la repetición de métodos-, llegando a hacer que ‘Prophet’ pueda confundirse con algún que otro tema pasado. Por el contrario, el binimo inicial de ‘Mind Control’ y ‘The Chairman’, así como Get Lifted’, sí apuestan por nuevas herramientas y, aunque no sea tan duro a cada compás como pudo ser ‘Desert Cruiser’, recoge las mejores melodías del álbum y renueva las estructuras y ganchos que ya poseía la banda. Nunca es demasiado arsenal para una banda.
La producción ha subido muchos enteros. Antaño explotadores de una saturación y una compresión obscena, han sabido medir sus pasos sin perder el impacto salvaje que siempre han poseído. Las baterías mantienen sus armónicos sin perder cuerpo y pegada. Tampoco debemos obviar que las voces se pueden perder entre la maraña del fuzz de las guitarras, especialmente en cuanto se introduce algún trabajo de dobles voces o coros, las cuales se intuyen en la lejanía. En conclusión, aunque no sea su trabajo más redondo, sí es el más versátil, aunque parece más un peldaño hacia un nivel superior que la cima de su ascenso; al menos, esperemos que el camino siempre sea hacia arriba.