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JAGJAGUWAR
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Desde que el hombre es hombre ha necesitado de la música. Y si eres un apasionado de ella, aún más. “Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella”, frase tan maravillosa de Neruda como su propia obra, puede aplicarse perfectamente a lo anteriormente citado. La tierra es aún mayor cuando ésta no tiene música. Un mundo exento de melodías que te hagan temblar de furia o de pasión no es mundo, es una putada.
La ventaja es que las personas no tienen la obligación de escuchar sólo un tipo de música. Uno puede coger sus polifonías preferidas, ponerlas en un pedestal y venerarlas, pero éstas no tienen por qué corresponder al mismo tipo de género.
Sin embargo, algunos “locos” se dedican a fusionarlas, tratando de encontrar una “masterpiece”, una obra maestra universal. Y Unknown Mortal Orchesta lo ha conseguido. La banda de Portland, EEUU, nos presenta II, su segundo álbum. Es una evolución a gran escala del anterior, ya de por sí excelente, que posee un toque casi místico pero a su vez íntimo y personal. Como si el sol que nos alumbra pudiera ser robado durante unas horas para ser visto de cerca en un microscopio, disfrutado por una sola persona aunque fuese de todos.
Lo-fi descafeinado y tranquilo con tintes psicodélicos es lo que nos encontraremos en un disco sencillamente genial. Algunas canciones recuerdan a los célebres Black Keys, defensores de la patria musical más sincera en detrimento del niño rubio “holliwoodiense” que aún no se ha dado cuenta de que está siendo totalmente explotado. No need for a leader lo puede atestiguar. Es más, parece que te lo está diciendo con su letra. En otras ocasiones, el disco toma un cariz más intimista, como en From The Sun. El comienzo de ésta última es como volver a la música de los Zeppelin, cuando a un tal Page le daba por coger una guitarra acústica y acojonar al mundo. Hasta me recuerdan a los Rolling en su etapa primigenia en The Oppposite of Afternoon…
Al disco, aún así, le sobran un par de canciones. La mera existencia de Dawn, un instrumental realizado entero a ordenador, es incomprensible. Aún así, se lo perdono, como si de Jesús se tratara en la cruz, tan sólo por el gran álbum que han realizado. Casi nada.
Eso sí, obviando ese pequeño detalle… Terremoto en la psicodelia actual porque, para ser su segundo disco, la proyección del proyecto liderado por el frontman Ruban Nielson es criminalmente buena. Además, su calma en algunos momentos del disco les hacen ofrecer algo que otros no tienen. En el momento en que definan aún más su camino, se pueden llegar a colar entre los “mayores”. Ver veremos.