Hay figuras icónicas en el mundo de la música cuya idiosincrasia les relega a mantenerse en el perpetuo estatus de banda de culto. Y es que esta es una posición muy cómoda realmente, agraciada con un número de seguidores inalterables que siempre te defenderán a capa y espada, pero a los que también, aunque solo sea por obligación moral, hay que satisfacer. Tras catorce álbumes de estudio, cuatro últimos con una recepción no muy satisfactoria, nueve años tras su último trabajo Mescalero (2003), un oportuno cambio de discográfica y exactamente las mismas barbas, ZZ Top echa la vista atrás en su decimoquinto álbum, La Futura (2012), para rescatar lo que los convirtió en “La” banda de culto superviviente.
La hispano-titulada discografía que los avala contiene algunos de los temas más legendarios del rock n´ roll y el blues rock, motivo por el cual, en las longevas etapas de su vida, sirve de maravilla destapar un poco los primeros trabajos y buscar en el pasado nuevas fórmulas para reencontrar una dirección olvidada o simplemente refrescar las ideas. Aquí funciona y es un auténtico placer disfrutar de nuevo de la contundente pegada que marca el trío tejano. Siendo una banda de ideas sólidas, su carrera es una constante en la que la incorporación de distintas influencias les ha desviado ligeramente de la trayectoria inicial y a la que en este trabajo deseaban volver, sin ser arcaicos o anacrónicos, todo lo contrario.
Aplicando la modernidad aprendida, se alejan de variantes punk o new wave y llegan al destino retrospectivo que iniciaron en su último trabajo. Los patrones rítmicos constantes, medios tiempos, riffs directos y bajos penetrantes a la antigua usanza desde el principio del álbum con I Gotsa Get Paid y más añejo aun en Consumption. En algún tema incluso pueden pasarse en su retroacción, como en Heartache in Blue, donde junto a la colaboración de James Harman a la armónica dejan salir su espíritu más bluesero, un corte clásico de fuertes influencias del blues sureño y en el cual despliegan uno de los momentos más libres en cuanto a solos se refiere en el duelo entre la armónica y la guitarra; no sería yo quien quisiera enfrentarse a Gibbons. Los temas centrales del álbum discurren similarmente a la línea que adoptaron en la década de los ochenta, con I Don´t Wanna Lose, Lose, You y, disminuyendo en cuanto a la originalidad y conglomerado sonoro, Flyin´ High, el cual tuvo su estreno en el lanzamiento del cohete Soyuz, como anécdota curiosa; seguramente lo único que les faltaba era estrenar una canción en el espacio. O quizás este tema queda negativamente ensombrecido por su sucesor.
It´s Too Easy Mañana ocupa personalmente el puesto a tema del disco, una mención más que merecida. Entre esta y Over You componen las baladas del tema y, mientras la primera no brilla excesivamente en su regularidad, el segundo tema es una joya repleta de sentimiento, gracias en gran medida a la personal voz rasgada de Billy Gibbons y su contenido fraseo explosivo, y el ejemplo de mayor calidad técnica, tanto en la composición general del tema como en los variados solos, donde optan por una sonoridad distinta y aciertan. A lo largo de este disco, el grueso tono saturado de la guitarra de Gibbons, además de marcar una referencia en el mundo de las seis cuerdas, aquí aúna el ayer y el ahora, musicalmente hablando. Dispersos en todos los solos, dobles guitarras y arreglos juguetea con los armónicos de guitarra que ya son su sello personal, a los que hay que añadir la contundente cadencia de sus riffs, como el introductorio del disco o las variadas líneas danzantes que vemos, por ejemplo, en Big Shiny Nine, consigue un resultado compacto y que dota al total del álbum de una crepitante robustez soberbia, en impecable simbiosis con las profundas marcas del bajo de Dusty Hill y Frank Beard a la batería.
Por su oportuno regreso temporal y creativo, su indudable talento sobradamente demostrado, el hecho de que en un estilo tan encorsetado en ocasiones hayan logrado rehacer suyo este sonido, por esto y mucho más este disco es el regreso necesario tanto para la banda como para sus fans, que son muchos y merecidos.
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