- Texto y fotos por Pedro Moral
Camisetas rojiblancas inundaban Madrid. Las bocas de metro escupían cánticos todavía alegres, su equipo aún no había perdido. La Puerta del Sol parecía el lugar propicio para templar los nervios con cerveza fría y cruzarla se hacía más dificultoso de lo normal. Eso me llevó a pensar en la mala coincidencia. El fútbol suele anclar a los españoles a sus sofás, o al bar… no era el mejor día para tener una cita con el folk. Mi error fue subestimar el poder de la deliciosa voz de Anni B Sweet. En Joy Eslava no cabía nadie. Al parecer el fútbol podía esperar.
Cinco tipos con pantalones de pitillo y bastante pelo repartido entre barbas y melenas salieron al escenario. Joe la Reina eran los encargados de abrir la velada y lo que hicieron fue llenar el espacio de melodías y coros exquisitos sacados de su primer trabajo, Change of Masks. El folk intenso, casi experimental, se fundía con sonidos más crudos. En ocasiones se pudo respirar la arena que los personajes de aquellas películas a las que ponía música Ennio Morricone levantaban con sus botas. Con unas guitarras que casi cabalgan en Appaloosa, ese maravilloso corte dedicado a los caballos de pelaje pecoso, o con la cuerda acústica de Killinberry Blues la voz de Lucas se acercaba a la de Bob Dylan por el lado de los grandes, esos que buscan ir más allá. Joe la Reina cautivó y calentó al público, no les hubiera hecho falta tocar Ashes of Idols (su tema más conocido) pero lo hicieron. La banda de Guipuzkoa agrandó el color de la canción con un directo magnético del que fue difícil desengancharse.
Quince minutos después apareció en el escenario Ana López. La cantautora llevaba un bonito vestido con el que conseguía explotar esa sensualidad que sin embargo siempre acaba por quedar en segundo plano cuando separa los labios y comienza a cantar. En la intimidad de un escenario vacío, con su guitarra y su lacónica voz, tocó Monsters. Mientras, el resto del grupo iba ocupando el escenario. “Somos Anni B Sweet”, dijo cuando ya estaban todos. La cantante empezó a bromear sobre el partido dejando claro que ella era más futbolera que nadie, y ahí comenzó un diálogo entre público y músico que perduró toda la noche. Ella hablaba y los demás miraban embelesados. La ternura de Anni B Sweet es pura adicción.
Aunque esa voz dulce que la caracteriza no siempre lo es. Con Getting Older Ana usó otros registros que parecía tener ganas de desenterrar, sus cuerdas vocales se resquebrajaron para entonar esos versos que hablan de lo jodido que es hacerse mayor. Con sutileza y encandilando al respetable con esa sonrisa encantadora la cantante iba cambiando de atmósferas, pasando de los temas de un primer disco más sobrio a los de un segundo LP más complejo y más oscuro donde los teclados tienen un tímido hueco entre ese folk puritano del que esta joven malagueña quiere despegarse.
Muchos temas crecen en el escenario, otros mueren y solo algunos tienen el don de volverse imprescindibles. Es el caso de Good Bye Child. Para tocarlo subió Guille Galván (Vetusta Morla) y Anni B Sweet engrandeció este corte de bajo insistente, con el que deja pasar un rayo de luz a las sombras que ciñen Oh Monster! No duraría mucho… llegaba Catastrophe of Love y Justin Vernon empezaba a merodear en cada nota. Bon Iver es una buena influencia para oscurecer cualquier melancolía.
Tras la tranquila pero ovacionada puesta en escena de Motorway, la cantante retó a bailar al público con Missing a Stranger, una canción con la que el trompetista que habían raptado de DePedro desplegó su talento.
“Esta canción refleja un sueño que tuve en el que una mujer bailaba y cantaba en una ventana. Deseaba con todas mis fuerzas retener esa melodía al despertar pero no fue así. Esta es la canción que compuse a esa melodía inexistente”. Así presentó Remember Today. Quedaba claro que a Anni B Sweet también le gusta abrazar al público con palabras despojadas de cualquier melodía. “Esto ya se acaba, al menos que pidáis otra”.
No sólo hubo otra, hubo cinco más, entre ellas la eléctrica Oh I Oh I Oh I y la muy insinuante Shiny Days. Anni B Sweet volvió a seducir a un público entregadísimo dejando muy claro que aunque esta historia de amor ya cumple tres años la fogosidad de los comienzos no ha desaparecido.