La imparable cometa que Autumn Comets han estado haciendo volar desde la salida de su debut A Perfect Trampoline Jump (2010), con paradas en el Dcode o el Primavera Club, por mencionar alguna, llegó al final de su trayecto anoche en la siempre acogedora Siroco, sala por la cual pasaron los madrileños por primera vez hace casi 4 años, cuando se fundó el sexteto. Fue una noche para recordar algunos de los grandes cortes que conforman su primer largo, pero también para adelantar parte del nuevo material que, tal como comentó el vocalista Julián, “si dios quiere” se podrá disfrutar después del verano.
Los portugueses Ha inyectaron las primeras dosis de guitarras, pero sobre todo de batería, con una lección magistral del instrumento a cargo de Antonio Vasconcelos. Mención especialísima para él. Los de Lisboa afrontaron los problemillas técnicos con buen humor, sonrisas de complicidad y saludos en todos los idiomas, y asentaron los cimientos del muro de sonido que se iría levantando a lo largo del concierto.
Con un setlist ‘bendecido’ por uno de los iconos venerados por alguno miembros del grupo, Tino Casal, no le podía ir mal a los Autumn Comets. El simpático listado de temas (que era como uno más en el pequeño escenario, repleto de instrumentos y de gente) venía acompañado de una foto de su desaparecido ídolo diciendo “Tenéis que hacerlo cream”, y los cometas fueron obedientes.
Obsequiaron a los presentes con un aperitivo más que generoso de lo que será su segundo disco, en el cual, al parecer, darán el salto definitivo hacia el post rock de Mogwai y Explosions in the Sky, con verdaderas explosiones de sonido y nuevas entregas de esos cambios de ritmo tan bruscos pero efectivos que ya caracteriza al grupo. Títulos como Snakes at 3:00 AM, con un trepidante arranque de percusión, seguido de unas marcadas palmas, Santa Teresa (“Estamos muy beatos últimamente”, comentaron) con una explosiva exhibición de batería por parte de Pablo o los cuidados desvaríos de Gonzalo al teclado en un corte bautizado en el setlist como Gonzalada, recibieron el visto más que bueno por parte del público.
Su primer largo se vio representado, entre otras, por el “¡hey!” gritado por todo el local de The Day After Tomorrow (cuyo videoclip se acaba de estrenar) y esa gran “versión de una amiga nuestra”. Esa amiga era, claro, M.I.A. la que cantaba Paper planes antes de venderse a Madonna, una canción perfecta que tan bien han sabido incorporar a su estilo, introducida por la envolvente viola de Manuel y donde Pablo disparaba con unas baquetas que hacían las veces de los balazos de la original. El aterrizaje del cometa se produjo a ritmo del tema titular, My Perfect Trampoline Jump con su sincronizado juego final entre todos los instrumentos, lo cual, en directo, resulta un espectáculo tanto para los oídos como para la vista.
Contaba Carlos Naval que en nuestro país la música en inglés goza de un estado de salud envidiable, señal de que lo que antes era una verdadera osadía y una traba importante (llevando a algunos grupos a cambiar por el castellano; véase Love of Lesbian) ahora es lo más natural del mundo. Y Autumn Comets es uno de los mejores ejemplos, con un material y un directo de calidad que ayuda a mantener la fe en un futuro que, en su caso, es muy prometedor y excitante. No hace ni un mes que llegó la primavera, pero, en realidad, no queda tanto para el despegue de su nuevo cometa… previsto para otoño, claro.
Texto y fotos: Beatriz H. Viloria
