- Texto por José Roa
- Fotos por musicsnapper
Segunda jornada del festival con aun más emoción, más actividades y más música, lo cual conlleva que el público deba elegir con qué concierto quedarse y obviar otros simultáneos. Dado el mayor número de bandas, se dan situaciones en las que se solapan entre sí irremediablemente, haciendo más difícil disfrutar de todas las bandas que estaban en cartel este día, jornada que arrancaba y llevaría una tendencia mucho más hard rock, blues rock y rock n´ roll de una manera mucho más purista.
Abrían el escenario Levon Helm la banda nacional del día, Lisabö, un grupo local de hardcore en euskera cuya propuesta inicial resulta original e interesante: dos power trios en una misma banda: guitarra, voz y batería doblados, lo cual llenaba simétricamente el escenario y el espectro sonoro en su totalidad, con una preparación poco adecuada para una mayoría de público que no los conocía y lo cual, además se ha visto afectado por fallos técnicos en alguno de los equipos durante toda su actuación y ha lastrado parte del espectáculo. Inaugurando el escenario Adam Yauch estaría Willis Drummondn, seguido de Gun, que han ofrecido un espectáculo decente, con temas cuyos fans han agradecido y una actitud general entusiasta que daba una impresión artificial a la hora de interactuar con el público. Un público muy entregado que, en cierta proporción, ha perdido con un “viva España” no muy acertado y al cual el público ha reaccionado ofensivamente. Fuera de políticas, hay que saber las circunstancias de donde se tocan y no soltar lo primero que pasa por tu cabeza.
The Amazing lo ha intentado con un repertorio interesante, basado en la psicodelia, tanto en su vertiente más dark pop como el rock, y el folk, pero su coincidencia con Gun en el escenario ha lastrado un público disminuido y una actuación que no aspiraba a mucho desde el principio. En este mismo escenario seguiría una hora más tarde The Screaming Tribesmen, banda cuyo nombre representa una mayor originalidad que su repertorio musical. Temas decentes bien ejecutados en directo, con el apoyo de ser la única banda por el momento de agradecer con un “eskerrik asko”, detalle que el público local agradecía y denota cierto interés por el lugar donde se va a actuar. Su mezcla entre el garage rock y el blues rock ha entretenido pero no ha cautivado. Con un mayor recibimiento y actuación ha llegado la Rich Robinson Band, exponiendo un dominio del blues en cada vertiente, explorando varias de sus facetas y estilos de una manera magistral, con temas excelentes que ofrecían a un público absorto en la magia y calidad de su directo.
En esta primera mitad de la jornada, el premio gordo se lo lleva Pontius Snibb 3, banda de blues rock sureño y hard rock, que con un directo excepcional y una honesta compenetración con el público se han llevado a este de calle. En el último tema, durante el magnífico y duradero solo de guitarra, este ha bajado del escenario, recorriendo desde la primera fila, los laterales, hasta el fondo en la barra, teniendo durante el resto del concierto a la audiencia en la palma de la mano, aunque restasen pocos minutos de espectáculo.
A partir de aquí la tendencia general iría dirigiéndose más y más hacia el metal, con bandas como Gallows y su mezcla entre hardcore punk y thrash metal, con un directo hiperactivo que transmite al público como revulsivo para lo que queda de noche mientras anuncia las bandas que aun están por llegar. Por ejemplo, Black Label Society, banda de Zakk Wylde. El tío es una bestia, es un vikingo que transmite esa sobria brutalidad y agresividad de su música tan solo con su pose en el escenario. Riffs demoledores e incisivos, armónicos heavies y vertiginosos solos en toda una lección de vieja escuela del metal. Aunque para, no vieja, si no primera escuela, Ozzy Osbourne, que venía acompañado de su banda con los que tocó clásicos como Mr. Crowley o Shot in the Dark, a los que se le unieron más tarde viejos conocidos como Geezer Butler, bajista de Black Sabbath para una tributo a Tony Iommi con temas de Sabbath como Iron Man o War Pigs, los cuales el guitarrista actual de Ozzy ha modernizado y en los que ha superpuesto sus aptitudes técnicas en detrimento de la musicalidad. Para finalizar saldría Zakk Wylde para interpretar Fairies Wear Boots, con mayor respeto al estilo clásicos, pero todo virtuoso es algo exhibicionista, acabando después con Crazy Train, clásicos de Ozzy en solitario y despidiendo a gran parte del público que abandonaría el recinto tras su actuación. Después llegarían The Mars Volta con su ecléctica actuación, extrañeza que se vería incrementada con el desencanto de la banda con el festival, a lo que Cedric Bixler Zabala, su cantante, replicaría en directo: “Que bien hacer festivales. Te dan un sándwich y no te dejan tener tu mierda bien hecha” Este humor se ha visto expuesto en los primeros compases de su actuación tirando partes de la batería, lanzando el pie de micro, corriendo y bailando como un auténtico energúmeno por el escenario. El sonido se ha ido solucionando durante los primeros temas, en su mayoría del nuevo álbum y que, entre jams y cambios repentinos de dinámicas, dejan claro que son excelentes músicos , desde la batería donde se demuestran que las últimas simulaciones electrónicas son reales a Cedric, que usa su voz totalmente como otro instrumento más en la banda. Entre sus problemas técnicos y la complejidad de sus temas y lo dificultoso de seguirlos y conectar con ellos han tenido problemas con un público con el que no han podido conectar del todo, resultando algo fuera de lugar dentro del cartel, pero musicalmente inigualables y excelentes como siempre. Con temas anteriores como The Widow y su versión alternativa de Goliath, agradecían nuestra paciencia con las complicaciones y daban paso a las últimas actuaciones de la noche con Dick Brave & The Backbeats y Danko Jones.
El canadiense y su banda han dando un último achuchón a un público mucho más despierto que el primer día, con su música animada, macarra y potente. Juguetean con versiones de Queens of the Stone Age o Judas Priest dentro de sus temas, entre los que vemos temas de su último trabajo, o ya clásicos del grupo como First Date o Invincible. Su líder maneja al público de manera perfecta y acompañado de una música que deja con ganas de mucho más, siendo una elección perfecta para cerrar esta noche de festival.
Otra noche memorable, con grupos que quizás no han dado la talla y otros que no han encontrado su lugar idóneo o su zona de comodidad, pero aun más grande y por lo tanto, más dado a errores; errores que no tiznan el nivel de este festival en su variedad, su organización y su calidad. Veremos que nos depara el último día con Lynyrd Skynyrd, My Morning Jacket y The Darkness encabezando el último cartel de la edición.
