«Que se joda la Policía». Jacco Gardner tiene el carisma de un trilero. Escondido entre el aura del misterio de un debutante, melena y sombrero que le confunde a veces con la figura del espantapájaros, el holandés no es otra cosa que lo contrario.
Cercano en la conexión con el público y sonriente por la reacción que su música ha tenido por aquí, el joven que llegó con ‘Cabinet of Curiosities‘ (Trouble in Mind, 2013) ofreció ayer en Madrid uno de los mejores conciertos de los últimos meses. Si bien es cierto que su música no permite el lucimiento rock, las posturas y el sudor, la psicodelia que practica tampoco lo necesita.
El barroquismo que se le achaca al de Holanda se acentuó en su directo en la sala El Sol. Los ritmos circenses, las melodías arrastradas y la ensoñación salían a la luz con mayor fuerza. Quizá se echó en falta poder contemplar con mayor intensidad las proyecciones que se iban enfocando sobre el escenario, películas de Georges Méliès que se movían al ritmo de la música de cámara que practican Gardner y su banda, formación al mejor nivel.
También hubo tiempo para que sonara el doble single ‘The End of August‘ (Trouble in Mind, 2013) y su demostración de que Gardner tiene guardadas melodías para rato.
Llegó la banda al completo a la sala El Sol escoltada por un policía que les acompañó hasta el acceso, esquivando en cuatro ruedas la maraña peatonal de La Montera. Agradeció el joven durante el concierto la amabilidad del agente pero la respuesta del público fue algo distinta. ¿Qué tendrá la Policía para no gustar a la gente de la música? Jacco acabó maldiciendo al cuerpo durante el bis, cuando el jueves se había convertido ya en viernes.