“No me dejéis seguir que se me va la pinza”. Sí que estaba dicharachero el líder de Maga, Miguel Rivera, ayer por la noche en la sala El Sol, “su segunda casa” en la capital española. Ese entusiasmo y emoción eran los sentimientos que se apoderaron de los cuerpos del cuarteto sevillano, que presentaban su última entrega discográfica, Satie contra Godzilla (2011), en Madrid. No era para menos. Pasadas las once y media de la noche, la hora a la que normalmente acabaría un concierto, el local mostraba una buena afluencia de seguidores que no pararían de cantar hasta la madrugada.
La velada comenzó con la aparición sobre el escenario del guitarrista (función que alternaría con la de teclista) César Díaz, que se encargó de hacer sonar las primeras notas de Un Mundo en un Cuadrado, de su primer ep, Bidimensional (2001). A los pocos segundos se unió el resto de la banda, y Miguel rápidamente se colocó delante del micrófono para empezar a cantar. Con el segundo tema, Sal y otras historias, primer corte de A la Hora del Sol (2010), Maga ya había establecido la conexión con el personal, que movía la cabeza y se animó a cantar. Agradecido por la asistencia, dadas las horas, Miguel dedicó Astrolabios del disco ‘Negro’ de Maga de 2006 y acabó de meterse a los asistentes en el bolsillo.
Después de esta pequeña muestra de una parte de la discografía de los sevillanos, que seguirían revisando a lo largo de la hora y media de actuación, se retomó el objetivo de la noche: interpretar en directo canciones nuevas como De Memoria, con tanta energía que a Miguel se le saltó una cuerda de la guitarra, rápidamente sustituida por otra de aspecto muy heavy, bautizada como “la lucifera” por su dueño. Fruto de esa electricidad que parecía que le transmitía el instrumento, el vocalista saltó, recorrió todo el espacio del que disponía y se acercó al público, infectado por la intensidad de Hagamos Cuentas, de la hipnosis creada por la batería de Frío y de la alegría de volver a escuchar en directo uno de sus clásicos más apreciados, Celesta, cuya segunda estrofa fue interpretada por los asistentes, a petición de Miguel.
Los momentos más mágicos se vivieron gracias a los indiscutibles himnos Diecinueve, que hizo su aparición introducida por unos minutos de instrumentación que fue creciendo bajo una iluminación azul (celeste), Agosto Esquimal, que convirtió El Sol en un karaoke colectivo y Medusa. Además, en los bises, quisieron rendir homenaje al recientemente fallecido Enrique Sierra, exmiembro de Radio Futura, versionando Han caído los dos. Para los últimos minutos se reservaron El Ruido que me sigue Siempre, el enérgico single de Satie contra Godzilla.
Además de la electricidad protagonista de esta nueva etapa de Maga, lo que también rezumaba del pequeño escenario de El Sol era complicidad y buen rollo. Miguel se ‘enfrentó’ a la guitarra de César y al bajo de Javier Vega, aunque fue el batería Pablo García quien se llevó la palma. El vocalista se subió al bombo, se sentó a tocar sobre las rodillas del hombre de las baquetas y hasta tocó los platillos con la cabeza. Con mucha energía arrancó este ‘juernes’ para unos, otros se fueron a casa con las pilas cargadas para el madrugón de esta mañana, pero todos con la gran sensación y el buen humor que te dejan los conciertos de tus bandas de cabecera.
Texto y fotos por Beatriz H.Viloria
_____________________
+Nuestra entrevista con Maga, aqui
+Todas las fotos, en nuestra fanpage