- Texto por José Roa
Cientos de luces revolotean abriéndose paso entre el escenario, surgiendo de los propios instrumentos, en el público; centenares de focos cegadores que, aun así, deslumbran menos que la soberbia interpretación que presenciamos, ya sea en sus clásicos excepcionalmente atemporales o en algún que otro mediocre intento de extrapolación grandilocuente. No importa lo que podamos decir de los últimos giros de tuerca de Muse, porque siempre vuelven al escenario y, cuando lo hacen, no hay manera de negar la evidencia: siguen siendo la misma banda de referencia, lo mires por donde lo mires.
Lo que en estudio decepciona, aquí brilla con luz propia. Siendo esta la segunda vez que los veo en directo, es un placer y un alivio observar que desde su última visita la escenificación pase a un plano más decorativo, aun así esencial en su desarrollo, pero sin tomar tal trascendental cariz como en nuestro último encuentro en esta misma casa, el Palacio de los Deportes. Con dos álbumes más desde entonces, los veintitrés temas que han compuesto su actuación repasan cada trabajo de su trayectoria en mayor o menos medida, haciendo obvio hincapié en su último The 2nd Law (2012), diez temas en total con el que han abierto y cerrado la noche. Entre ellos encontramos Supremacy, Panic Station, Explorers o el descarrillado single Madness.
El espectáculo es constante, con evidentes puntos álgidos como en la instrumental Isolated Systems junto a su transición inicial, donde la pirámide superior desciende para ocultar a la banda. La música en general y la suya en especial y particular se mantiene por sí misma, pero como espectáculo amplio y variado ofrece un plus extra, con trucos y recursos de ilusionista que deslumbran al público. Pero esto conforma tan solo un aliciente para un ritmo imparable, en el cual los británicos han bajado las revoluciones en contadas ocasiones a la mitad del concierto con el tema Falling Down de su álbum debut Showbiz (1999) y la cara B Host, así como en la preparación para la recta final, dando como resultado una directo potente y vertiginoso desde los míticos riffs de Hysteria, New Born o Plug In Baby, las diseminadas improvisaciones que acostumbran a brindar en sus conciertos, los “hits” más recientes Knights of Cydonia o Uprising y, por supuesto, su último álbum.
Tras el necesario descanso del falso final, vuelven para cerrar con un doble bis en Starlight que encuentra su culminación en Survival, con lo que finalizan una fantástica noche redentora, al menos para mí, al redescubrir que si no mejor, hagan lo que hagan dentro del estudio, a la hora de subir al escenario mantienen ese innegable talento que les ha valido el reconocimiento como una de las mejores bandas de este siglo. Una vez más el trío llena el escenario como si fueran treinta músicos; un saber hacer que dan años de tablas, un manejo del público sobresaliente, un despliegue audiovisual excelente y, lo que al fin y al cabo realmente importa, un espectáculo musical magistralmente organizado y ejecutado, reafirmando una y otra vez que es una banda categóricamente imprescindible.
- Mira aquí la crítica de The 2nd Law
- Batalla de bandas: Muse VS The Black Keys
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