“¿Ha sido dura la semana? Ya se ha acabado”, dijo Juan Alberto, voz y guitarra de Niños Mutantes, en pleno concierto. Había sido una semana laboral movidita en la capital, sí, pero el viernes tenía reservado un buen broche final: una noche muy ‘Mutante’ en la Joy Eslava. No habían pasado ni seis meses desde que los granadinos pusieron punto y final a su última gira en Madrid y el pasado viernes ahí estaban de nuevo Juan Alberto, Miguel, Andrés y Nani, con un nuevo disco bajo el brazo, Náufragos, y actuando en una de las salas clave del circuito madrileño.
En tono acústico arrancó el concierto, de la mano de la rotunda pero cálida La Puerta, tema que también abre su último trabajo, seguido del himno de la nueva era mutante, Náufragos, que ya animó a los asistentes a cantar y a silbar a coro, y “la canción más animal”, en palabras de Juan Alberto, la emocionante pero muy punzante El Infierno. Apenas diez minutos bastaron. La conexión se había realizado con éxito con un público que llenó la Joy.
Esto no debería extrañar, tratándose de una de las formaciones más veteranas del indie patrio (más de 15 años dando guerra). Sin embargo, el grupo reconoció que tenía miedo – y no el escénico precisamente – a la respuesta de su público, dado que la Joy era una asignatura pendiente para Niños Mutantes. El buen aspecto que ofrecía la sala inyectó una gran dosis de energía al directo así como a la actitud de los granadinos, muy cercanos y tan habladores como siempre, que dieron las gracias especialmente al buen número de fans veteranos allí presentes en forma de Veneno-Polen, Florecer y Manual de Autoayuda, primeras composiciones mutantes que dibujaron más de una sonrisa.
Esa gran afluencia de gente, sobre todo la que abarrotaba la primera planta de la Joy – donde se encontraban sus colegas de Lori Meyers y Guille Mostaza de Ellos – dio lugar a uno de los comentarios estrella de Juan Alberto. El vocalista se dirigió a ese sector recordando las famosas palabras pronunciadas por John Lennon en el Royal Variety Performance de 1963, delante de la reina Isabel II: “Vosotros agitad las joyas. Bueno, agitad la bisutería, aquí todos somos proletarios”. No fue esta la única referencia a los Beatles de la noche. Uno de los cortes del Abbey Road de los cuatro de Liverpool, Because, había servido de banda sonora para la entrada de los cuatro de Granada. Una buena elección, sí señor.
Náufragos se repasó casi en su totalidad, haciendo bailar con los pícaros punteos de guitarras y la percusión juguetona de Querer sin querer, un tema sobre “el amor de verdad, el que ni se compra ni se vende”, o la frenética batería de Empezar de cero, y levantar el puño cuando Andrés preguntó a los presentes “¿Quién tiene ganas de que ardan los bancos con los banqueros dentro?”. Bramó la Joy Eslava, y Juan Alberto apuntó “Si hay algún empleado de banca aquí, no tiene que arder, sino los que mandan. Qué hijos de puta”. Todo esto para introducir Caerán los bancos, tan oportuna para ilustrar el panorama económico actual.
Con 15 años y ocho discos a las espaldas, los Mutantes ya cuentan con un repertorio de clásicos que no pueden faltar en sus directos. Ese es el caso de dos títulos tan bien recibidos por el público como de costumbre, Las Noches de Insomnio, cuyos efectos y “ooohs” llegaron hasta el último rincón del local o la enorme Canción Mutante (Errante) “una canción que nos ha dado muchas cosas” apuntó la voz del grupo. Esa dosis de energía de la que hablaba antes se hacía notar en la forma que se rasgaban las cuerdas en Días complicados, la ruidosa Mi Mala Memoria o la aceleradísima La Voz y el hipnótico movimiento de baquetas de Nani en Te favorece tanto estar callada. Reservaron fuerzas para la doble ración de bises dejando a Juan Alberto solo (con su copa) a la acústica para interpretar la ya mencionada Florecer y Mi niño no quiere dormir.
Los bises fueron una auténtica fiesta, ya no solo por el confetti, sino por su ya imprescindible versión de Como yo te amo, que todo el mundo se sabe de memoria gracias a Raphael y Rocío Jurado, a la cual se sumó una de Franco Battiato, porque “no hay nadie más grande que él” exclamó Juan Alberto. Unidas a las últimas referencias al repertorio de los granadinos, el adictivo single Hundir la Flota y otro clásico, Sapos y Culebras, la legión de fans, los de siempre y los más recientes, se fueron a casa un poco más mutantes y el grupo, inmensamente feliz al haber aprobado la (injusta) asignatura pendiente de la Joy con muy buena nota.
Texto y fotos por Beatle H.Viloria