En cada concierto de Low que Alan Sparkhawk & Mimi Parker traen a la capital puede verse al primero sosteniéndose sobre sí mismo, intentando evitar ese fuego del rock que no recomiendan las bonitas atmósferas de la banda comandada por el matrimonio de Minnesota. El pelirrojo guarda con movimientos una energía que quiere salir, como si el Neil Young de ‘Old Ways‘ (Universal, 1985) tuviera ganas de Crazy Horse.
Con ánimos de soltarse apareció en 2008 Retribution Gospel Choir y su urgencia por el rock más clásico. Con la sustitución de Mimi Parker por Eric Pollard a la batería, el también trío lleva hasta la fecha tres álbumes, el último -‘3‘ (2013, Chaperone)- les ha traído a España en su presentación y ayer tocaba Madrid. La realidad es que ‘3‘ está compuesto únicamente por dos canciones: ‘Can’t Walk Out’ y ‘Seven’; ambos cortes de larga duración y con un sonido más entregado al endurecimiento de la guitarra de Sparkhawk.
Y como no era Low, la banda estadounidense dejó a un lado las atmósferas slowcore para subir el volumen de la sala de forma radical. El sonido rozando sus máximos, el sudor y la adrenalina por el rock perdido invocaron un nuevo y brillante concierto orquestado por el líder de Duluth bajo camisas militares y la modestia hecha directo.
Efectos visuales que recordaban a aquellos primeros vídeos proyectados de Pink Floyd y una injusta sala a media entrada atraparon bajo intensidad y decibelios a los asistentes hasta bien pasadas las doce de la noche. Tal vez por la larga duración de las dos canciones de su último trabajo (cerca de 40 minutos en total) se echaron en falta algunas de las canciones de sus dos anteriores trabajos, algo que no apreció hasta el final, cuando las proyecciones terminaron y dejaron ver sobre el fondo del telón una llamada perdida de Mimi Parker. El show había terminado.