Antes de acudir al concierto de Red Fang, la banda nos invita al camerino para poder charlar un rato. Allí nos espera Aaron Beam, cantante y bajista de la banda, con el portátil sobre el regazo como primera prueba de que la naturalidad y la simpatía de los miembros de esta banda no se reduce a sus cómicos videoclips. Llegan a la Arena madrileña para presentar ‘Whales and Leeches’ (Relapse Records, 2013) y no me lo podía perder.
HTM – ¿Cuál fue la idea con la que comenzó el álbum?
Aaron Beam – La primera idea fue: “oh dios, solo tenemos dos meses y medio para grabar, ¿cómo vamos a componer un disco entero en ese tiempo?”. Entonces simplemente empezamos a, ya sabes, unir partes. Teníamos un montón de trozos distintos, grabados en ensayos o lo que sea, y de esas partes empezábamos a componer. Una vez cogimos el ritmo, todo fue muy bien.
HTM – El disco suena más oscuro, más duro. ¿Fue algo planeado o surgió mientras lo componíais?
A. B. – No, no lo planeamos, fue más bien una consecuencia de esa presión que sentíamos. Empezamos casi con nada y tuvimos que llegar “bajo demanda” con material suficiente para un álbum; nunca hemos trabajado así. Hablé con Nick Cave y me dijo que es como él trabaja: no lleva nada hecho, se sienta en una habitación y no sale hasta que tiene un álbum completo, o un guión, o lo que sea en lo que esté trabajando. Pero no estábamos acostumbrados a ese proceso y fue muy estresante para nosotros. De ahí que sea un disco más oscuro y más duro.
Me es difícil ver un concierto en el que la energía es igual de principio a fin.
A. B. – Yo quería que fuera crudo. Dimos algún margen para poder mantener un nivel de calidad en la producción parejo al del anterior disco. Yo estaba listo para un disco de garage, pero habría sido un paso muy lejano en la dirección equivocada.
HTM – Tenéis geniales singles rápidos, pero en cada álbum tenéis 7 minutos de épico doom metal. Aquí tenéis ‘Dawn Rising’, con Mike Scheidt. ¿Sentís la necesidad de un poco de oscuridad de vez en cuando?
A. B. – Sí, aunque intentamos no hacerlo mucho durante las giras, este setlist no tiene ninguno de esos temas. Me gusta cortar las cosas, romper las secuencias, porque me es difícil ver un concierto o escuchar un disco en el que la energía es la misma de principio a fin. Aunque las canciones sean distintas, es difícil si la energía es igual. Hay un motivo por el que compositores clásicos dividen sus sinfonías en movimientos y diferentes tempos, porque necesitas ese drama para hacer avanzar a la historia.
HTM – Recuerdo que tocasteis en el Orion Fest. ¿Cómo fue la experiencia de tocar en un festival organizado por una banda como Metallica?
A. B. – Creo que escucharás lo mismo por parte de todas las bandas más pequeñas -aunque todas son pequeñas comparadas con Metallica-, pero no creíamos que supieran quiénes éramos, menos aún escogernos para su festival.

Pero parte de ello también viene por el calendario. No teníamos mucho tiempo entre medias. Grabamos las pistas base, inmediatamente estábamos con los overdubs y las voces, inmediatamente con la mezcla y ya directos a masterizar. Por ello, no tuvimos tiempo de sentarnos a pensar y eso hizo que surgiera de una manera más descarnada. Pero a mí me gusta de ese modo.
Que hubiera gente esperando escuchar el disco añadió algo de presión.
HTM – ¿Qué pasó para que tuvierais toda esa presión?
A. B. – Bueno, en parte porque estamos mucho tiempo de gira y no tenemos tiempo de componer nada mientras estamos en ello, las circunstancias del backstage, o lo que sea, lo hacen muy difícil, porque componemos todo juntos.
Había pasado dos años o algo así desde el último álbum, así que sabíamos que era el momento de hacer otro; si queremos seguir dedicándonos a esto, tenemos que mantener el interés de la gente. Así que, en parte, fue no tener los recursos financieros para estar mucho tiempo en el estudio y, también, teníamos en cuenta la repercusión del anterior disco… (en ese momento entra al camerino el guitarrista de Lord Dying. Tras un momento con él, volvemos a encauzar la conversación).
El hecho de que hubiera un número de gente esperando escuchar este disco también añadió algo de presión. El disco anterior [‘Murder the Mountains’ (Relapse Records, 2011)] llegó de la nada, nadie sabía quiénes éramos, por lo que lo hicimos básicamente para nosotros; este esencialmente también, pero sabíamos que habría gente esperándolo.
HTM – La producción también es más cruda. ¿Fue también debido a la presión o queríais que sonara así?
Nos dijeron que, de hecho, nos seleccionaron a dedo para tocar. No nos lo creíamos, tenía que venir alguien de Metallica en persona y decírnoslo para creerlo. Entonces llegó Chris Boyle, nuestro tour manager, y dijo: “Vale chicos, James Hetfield va a venir a saludaros”. Mi cabeza empezó a dar vueltas.
Metallica es la banda por la que yo comencé a hacer música y tocar la guitarra. Me introdujeron en un montón de cosas, yo no habría conocido a Soundgarden de no ser por ellos y a través de ellos conocí el grunge de Seattle. Ellos cambiaron mi vida y Hetfield es una figura monumental, así que fue increíble conocerle.
El festival estaba muy bien organizado. Si alguien sabe cuidar de las bandas, es otra banda.
HTM – Volviendo a vuestras grabaciones, la música os la tomáis muy en serio, pero en vuestros videoclips siempre buscáis la comedia.
A. B. – Son más desenfadados que la mayoría de las canciones, eso seguro.
HTM – Desde luego. El último vídeo fue ‘Blood Like Cream’ y en él participa Fred Armisen (actor y cómico, famoso por SNL). ¿Cómo surgió esa colaboración?
A. B. – Mi mujer le conoce, pero creo que realmente es porque hemos coincidido en varias ocasiones y era cuestión de llamarle y decir: “¿quieres hacer esto?”. Él vive en Portland también, conoce nuestra banda y justo había terminado el rodaje de ‘Portlandia’. Iba estar a estar un par de días por allí y aceptó.