Me dirijo a un apartamento en plena Gran Vía madrileña donde espera Nacho Vegas. En un semáforo, un jubilado grita improperios sobre una bicicleta mientras agarra una bandera española a la que le falta una parte. Un círculo vacío atraviesa el trozo de tela justo en el lugar donde debería estar el escudo. Clara metáfora de lo que es este país hoy. Vegas llega para presentar ‘Resituación’ (Marxophone, 2014), un álbum de carácter político en el que desgrana los males de un país en el que aún queda algo de esperanza por cambiar las cosas.
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HTM – ¿Ves ‘Resituación’ como una evolución en tu carrera o como un caso excepcional?
Nacho Vegas – Para mi no es un disco diferente a otros, lo veo como un paso más. Las canciones que conforman un disco pertenecen al momento y al lugar, siempre hay una evolución. Mi forma de componer no cambia, quizá sea la realidad la que cambia y con ella mi forma de mirar hacia ella. ‘Resituación’ es un disco muy diferente a ‘La Zona Sucia’ (Marxophone, 2011) porque en medio estaba ‘Cómo Hacer Crac’ (Marxophone, 2011), un EP. Es un formato que me gusta y que tiene que ver con un álbum al que está relacionado, en este caso ‘La Zona Sucia’, pero también anticipa lo que viene después.
HTM – Una forma de llegar de un álbum a otro
N.V. – Sí, no es algo que planifique con perspectiva pero los EP dicen mucho de los pasos que voy dando. Hacer un disco siempre me sirve para poner en orden las canciones que tengo y, cuando las veo desde fuera, se descubre lo que tienen en común unas canciones con otros. Hay canciones que se quedan fuera del álbum y que casi por concepto acaban formando parte del EP porque tienen otro tipo de dinámica. Lou Reed decía que para él los discos eran como álbumes de fotos, cuando él miraba alguno de sus trabajos antiguos, sabía ver lo que le pasaba en aquella época. Decía que si no fuera por los discos se habría olvidado de gran parte de su vida. Es cierto, a mi también me sirve para recordar. A veces me pongo canciones antiguas y veo las cosas que me obsesionaban por entonces.
HTM – Te preguntaba si era un caso excepcional porque estamos viendo cómo bandas –Amaral, Vetusta Morla– que antes no tiraban por ese camino están dirigiéndose hacia la crítica social. ¿Lo ves como una reacción a la situación o como un intento de aprovecharse del momento?
N.V. – ¿Te refieres a una cuestión de oportunismo?
HTM – Sí
N.V. – No, no lo veo en ninguno de los casos que mencionas. Lo que no podemos olvidar es que han cambiado cosas y es normal que esa realidad acabe colándose en las canciones. Antes había un discurso dominante que, aunque tampoco nos sintiéramos muy cómodos con él, no lo sentíamos especialmente agresivo como para llegar a cuestionarlo. Lo que viene de un tiempo a esta parte, por suerte, es que aquel discurso se ha ido cayendo por su propio peso y por primera vez se está cuestionando de manera crítica. Eso ha conseguido que ahora apetezca hablar de cosas de las que antes la gente no se atrevía a hablar. Me parece muy bien que sea así, es algo muy sano. Al final es la realidad la que te dicta las cosas de las que acabas escribiendo. No es lo mismo hacer canciones viviendo en un país que en otro y por lo tanto, si su realidad cambia, es normal que cambie también el mensaje.
HTM – Este discurso estaba destinado al rock urbano y al punk. Con los años se ha visto que aquello que cantaban bandas como La Polla Records eran profecías que han terminado por descubrir gran parte de la sociedad.
N.V. – Es cierto que si miras a canciones de los ochenta, de bandas del rock radical vasco puedes escuchar una vigencia increíble. El otro día un chico me pasaba una canción de Luis Pastor de mediados de los setenta con una letra impresionante que parecía que había sido escrita ayer. Hablaba de gente a la que estaban echando de sus casas. Es alucinante que esa canción tenga 40 años.
HTM – ¿En qué momento crees que pudo desaparecer ese discurso? ¿Estábamos todos tan bien que nos olvidamos de la realidad?
N.V. – Nunca estuvimos bien. Aquí la escena indie nació en un momento un poco complicado. El indie de los ochenta de las escenas estadounidense e inglesa era también muy crítica y representaba una alternativa al mainstream. Tenía la forma de hacer del punk y esos gritos de socorro provocados por las políticas ultraagresivas de Margaret Thatcher. Cuando comenzó a gestarse todo aquello en España, hubo un proceso de derechización en la escena del resto del mundo. Fue cuando nació el britpop y todos esos grupos que, como Oasis, aunque vinieran de clase obrera, eran muy pagados en sí mismos y estaban endiosados. No fue la única. Escenas muy combativas como la del hip hop en los ochenta, comenzaron a malearse con el culto a la personalidad y todos esos egos. En este contexto nace la escena en España y viene con ese mal. Aquí no dio tiempo a tener un discurso crítico, a ser una escena realmente alternativa. Se sumió en sus propios elitismos. Se perdió un tren que en la Música no sé si se podrá volver a tomar pero que socialmente sí tendrá un relevo, un cambio de mentalidad.
HTM – Para la generación que vio al indie español nacer y que le vio crecer con todas sus consecuencias ¿crees que rechazará el mensaje de ‘Resituación?
N.V. – Sí, supongo. Siempre me cuesta generalizar, pero sí que he leído comentarios y veo que hay a quien le cuesta asimilar ese cambio. En realidad este cambio es susceptible de que le interese a la gente porque no estoy hablando de nada raro. Nunca he hecho canciones escapistas, más bien todo lo contrario. Siempre he hablado de cosas bastante reales, he utilizado esa realidad como punto de partida. No creo que esto sea algo tan diferente para el público.
HTM – La derecha se ha dedicado durante años a caricaturizar a la izquierda. ¿ Te tomas este álbum como una venganza?
N.V. – No es ningún afán de venganza, de hecho creo que es al contrario. Me echa para atrás este proceso porque la derecha ha conseguido crear una batalla contra la izquierda más institucional en la que unos y otros están perfectamente instalados en un discurso que sólo manejan ellos. Como izquierda institucional entiendo al PSOE porque ellos mismos se consideran izquierda. Al final ambos partidos desarrollan políticas económicas similares.
De donde parten mis canciones es desde la intención de contar ese otro relato, las cosas que no se quieren enseñar dentro de esa bicefalia. Como digo, no es una venganza. Hay mucha gente que se ha dado cuenta de que puede lograrse un cambio. En aquel momento uno podía aceptar con cierta resignación el discurso hegemónico y ahora lo que ha cambiado es que se puede crear otro discursos. Existen movimientos sociales que están cogiendo mucha fuerza y se han convertido en agentes de cambio de mucha importancia. Puede que en la primera década de este siglo ya existieran movimientos y plataformas de intervención Cultural como La Dinamo pero el impulso lo han ido ganando a raíz del 15M.
HTM – Se ha ido borrando ese pensamiento de que la izquierda entendida como tal no es el PSOE
N.V. – Lo grande que trajo el 15M es que la política ha entrado en sitios que antes no tenía cabida. Ahora se escucha en el supermercado, en el autobús. Trajo como consecuencia una toma de conciencia de la gente que es muy interesante.
HTM – Aquí estaba mal visto hablar de política
N.V. – Sí, eso también se veía en la música. Hacerlo era tildado de panfletario y había que huir de todo discurso. También me han llegado muchas críticas por ese lado. Era curioso. Recuerdo que hace 20 años -tenía por entonces unos 17- empezábamos a hacer música. En aquellas primeras bandas tuve alguna discusión con gente con que tocaba por entonces. Hacer alguna referencia política en las canciones o en el propio título era llamado «panfleto». Lo curioso es que me lo decían con camisetas de Fugazi. Me da pena que aquella generación acabó admirando a la banda porque tenían camisetas chulas y ritmos sincopados. Eso era no entender lo que era Fugazi.
HTM – ¿Cómo crees que pueden recibir este mensaje local países como México a los que llega tu música?
N.V. – Toda estas referencias particulares que hay en mis discos, intento que se proyecten hacia lo universal. De hecho, la música que me gusta, que se hace lejos y que está llena de referencias, siempre me ha gustado. Es agradable ver en canciones de gente de fuera ciertas referencias. Si te gustan mucho, acabas investigando, te abren puertas a otros mundos. Es importante que existan referencias. La música nace en un momento y lugar determinado, luego tiene que expandirse. Creo que si intentas hacer música muy global, lo más probable es que el resultado no tenga fuerza alguna.
Fugazi nunca ha tenido camisetas chulas, porque nunca ha tenido camisetas, el sello Dischord se niega a hacerlas y a licenciarlas. Las pocas que hay, son piratas o caseras, dudo mucho que nadie tuviera una de esas en España hace 20 años (1994, pre internet).