Ayer poco más de media entrada, unas 1.000 personas recibían a la banda de Baltimore en La Riviera madrileña. Teniendo en cuenta las fechas que estamos puede incluso que no lo podamos considerar una mala entrada, pero si nos ceñimos a que vimos a una de las bandas de pop-psicodélico mas aclamadas de todos los tiempos y, seguramente, la más importante de lo que llevamos de siglo XXI, nada llega a ser buena entrada.
Empezaron casi en trance y poco a poco fueron trazando el guión de la noche. Dedicándose cerca de la mitad del tiempo del concierto a presentar nuevos temas, que suenan más a Panda Bear que nunca, la banda demostró que podemos atizarles por todos lados menos llamarles cobardes. Unos tipos valientes y que saben perfectamente lo que hacen encima de un escenario, y que tocan para disfrutar ellos, sin tener quizás tanto en cuenta las expectativas del público. Puede que esto les haga todavía más grandes.
Comprobamos, ya sin sorprendernos, que Lennox, desde su batería, es el jefecillo de este grupo de superdotados que firmarón hace un par de años uno de los mejores álbumes de la pasada década: Merryweather Post Pavillion, disco de referencia para el que escribe. La locura entro en la sala con Brother Sport. Electrónica minimalista y ruidos irreverentes al servicio de una sala cada vez más entregada. Más tarde llegó Summertime Clothes, la más aplaudida. Después, lo único que podemos achacar es que sus 3 temas de «regalo» nos dejasen algo fríos. Animal Collective nos hicieron saber que, mientras ellos quieran, siguen siendo los que mandan.
Foto: J. Castellanos
Texto: Barros