En su momento quedó acordado que la antigua casa de Johnny Cash en Tennessee permanecería intacta, como un museo en su recuerdo. Sin embargo, Barry Gibb de los Bee Gees ha creído que ejercerá mejor su función como un centro de rehabilitación.
Gibb, que fue quien adquirió la casa cuando el hijo de Cash la puso a la venta en 2003, dejó de tener tanto aprecio a la vivienda tras incendiarse en 2007. Es por eso que vio su oportunidad de oro para librarse de ella cuando el pasado mes de marzo un importante empresario de Texas le ofreció dos millones de dólares por ella.
Ahora conocemos que el fin de la compra, según ha desvelado la compañía, es convertir la casa en un centro de rehabilitación para mujeres con trastornos alimenticios. Y así es la historia de cómo el ‘Home of the Blues’ dejó de serlo por culpa de un Bee Gee.