No hay nada más triste que morir en diciembre, puertas de un nuevo año, de una vida distinta que no termina de cumplirse. Más triste es morir el 28, día de inocentes aquí en España, uno cualquiera en Estados Unidos. Tres días para cambiar de año al fin y al cabo. Quizá 1984 era el año en el que la vida de Dennis Wilson iba a cambiar, el momento decidido a dejar las botellas de vodka diarias que acompañaba con cocaína. El batería de The Beach Boys había pasado en sus últimos tiempos por alguna clínica de desintoxicación que no habían pasado de anécdotas.
Se cumplen 30 años de la tragedia que acabó con la vida del pequeño de los Wilson. El batería obsesionado con el mar, el alma real de la banda se hundía en las aguas de Marina del Rey, California. Dennis había pasado todo el día sumergiéndose en el frío mar recuperando pertenencias hundidas en las profundidades en algún arrebato. En una de las inmersiones, únicamente equipado con unos vaqueros y gafas de buceo, no volvió a salir.
En aquel momento Dennis carecía de todo el esplendor de años atrás. La riqueza se había perdido entre juergas, mujeres, coches y barcos. Una vida que se disfrutó al día. Nadie vive para siempre. Desde su juventud había tenido que luchar contra la incomprensión de su padre y la infravaloración de la industria. El joven Wilson estaba considerado desde sus inicios como la cara bonita de The Beach Boys. Nada más. Su voz desgarrada, acentuada con los años y el humo, no casaba con la belleza de la de Brian. El tiempo jugó a su favor y el batería, el único chico de la playa, reforzó su estatus dentro de la banda. De ahí al los tiempos de locura de Brian y a la nueva etapa: en solitario.
En 1977 Dennis Wilson decidió trabajar por libre. Fue el primero en hacerlo. De aquella aventura gestada un año antes nacía ‘Pacific Ocean Blue‘ (1977, Caribou), un álbum que hay que recordar, escuchar y reivindicar cada vez que sea posible. La voz del californiano se muestra rota, melancólica, atemporal. Un álbum de rock espiritual que ha conseguido convertirse en un clásico. Los años le han ascendido a la primera fila. Canciones como ‘River Song’, ‘Moonshine’, ‘Dreamer’ o ‘Rainbows’ llevan al frente la evolución perfecta de lo que en su momento fueron Beach Boys. Profundidad, coros celestiales y piezas erigidas sobre el piano casan con una armonía solemne en 12 cortes a la altura de los mejores trabajos de la banda que formaba junto a hermanos y primos. El hombre más preocupado por acostarse abrazado bajo decenas de mujeres tenía un interior lleno de vida.
Ahora, tres décadas después de su muerte, queda volver a bañarse en lo azul del Pacífico. Esperar que termine otro año, apuntar promesas, dejar atrás vicios y no cumplirlo porque es lo que nos une y a la vez lo que nos hace distintos. Dennis Wilson murió en el mar, borracho, en la soledad del silencio acuático porque así era el personaje. La muerte más digna del rock.