Teníamos todo y nada podía salir mal. La noche ardiendo como el piano de Jerry Lee Lewis, el teatro Lara como el lugar perfecto para llevar a cabo el gran plan y a un gran tipo que lo llevase a cabo acompañado de una banda a su nivel y un público animado. Nada salió mal. Y es que ayer, Eli ‘Paperboy’ Reed y sus chicos, enseñaron sus armas cargadas de soul, gospel, rock y endiablado Rhythm and Blues. El público de Madrid sabía como se las gasta el de Boston y colgó el “no hay entradas” las dos noches consecutivas que hizo del teatro su feudo.
Durante más de hora y media Reed nos transportó a la época dorada de la Motown y la elegancia salvaje. Apareció el cantante sobre las tablas vestido al más puro estilo Rock and Roll de los cincuenta y bajo esa versión soul del Ace of Spades de Motörhead que se encargó de caldear el ambiente por si no estaba ya lo suficientemente conseguido por un público animado que tardó pronto en abandonar sus butacas. Se movió por cada uno de esos géneros de la música negra que tanto se echa de menos. El plan tejido siguió su marcha, el chico de los periódicos se fue sintiendo cada vez más cómodo y pese al poco espacio con el que contaba fue moviéndose con soltura, llegando a practicar un salto de rodillas del propio James Brown, y es que Eli Reed no necesita más que los registros de su voz para transmitir, algo que en la actualidad es complicado.
El único pero que tuvo la noche fue la mala disposición, ya que en multitud de ocasiones el sonido de la guitarra de Reed golpeaba contra el bombo de la batería y creaba un feo efecto que retumbaba y resultaba incómodo, por todo lo demás, tanto el público madrileño, como el artista y su banda estarán deseando volver a encontrarse ya que el feeling entre las partes se acrecienta a cada visita del americano. Un placer musical.
J. Castellanos