La escena musical en Venezuela siempre ha sido indie para los rockeros y viene arraigada a dos fenómenos que obligaron a las bandas alternativas a salir del anonimato experimental en el que se encontraban. A mediado de los 90′, las disqueras dejaron de trabajar y firmar talento de factura local, lo cual obligó a bandas como Dermis Tatú, Todosantos y Claroscuro, entre muchas otras, a forjar su sistema de supervivencia trabajando en canales propios de promoción y distribución.
Aunado a esto, en el año 2006 el gobierno venezolano presiona a las emisoras de radio a retomar una ley que, aunque existía con otro nombre, se fue diluyendo en el tiempo y desviando su sentido original. La ley RESORTE permitió, entre otras cosas, que los medios tuvieran un balance entre la producción nacional e internacional. Eso se traduce en que el 50% del contenido radial debe ser realizado en Venezuela, premisa que abrió espacio de difusión a una gran cantidad de talentos que luchaban desde los fondos del anonimato por hacer pública su creación: jazzistas, salseros, grupos pop, de ska, techno, baladistas, boleristas y por supuesto, bandas de rock.
[inlinetweet prefix=»» tweeter=»» suffix=»»]Ya en el 2014, el rock venezolano está en pleno apogeo popular[/inlinetweet], cada día son más los artistas y músicos que se unen al movimiento, huérfanos de una plataforma estable, pero impulsados por su propia pasión para no frustrarse en la espera. Los músicos y el público comparten un escenario de auge rockero familiar, acostumbrados a la misma situación: los recursos tecnológicos permiten la producción musical-audiovisual de calidad, la promoción a través de redes sociales, la distribución se realiza en conciertos o un par de tiendas especializadas y existe la dependencia radial en las emisoras rockeras que quedan con espacios de pauta libre.
Sí, la escena indie venezolana ha madurado y es controversial. A muchos desagrada, otros apenas la conocen, pero en una escala porcentual mucho mayor, el público la valora y se identifica con esa cultura distinta, desde hace algunos años. Lo cierto, es que hay bandas de calidad que traen propuestas sinceras (más allá de aferrarse a ser espejo de lo que sucede en otros lares).
¿A qué suena?
Venezuela, por un tema de ubicación geográfica, siempre ha tenido esa hibridación cultural. Es una sociedad de naturaleza muy permeable y bien adaptada a las influencias del exterior, característica que permanece presente en la música. Precisamente, es la alternatividad en el país la que aleja al público de otras fórmulas urbanas tropicales y a su vez permite mezclar este sentimiento caribeño con la distorsión de algunas guitarras.
Justo cuando los ojos de América Latina comenzaban a centrarse en el movimiento rockero establecido frente al Mar Caribe, La Vida Boheme se hizo acreedor del primer Grammy a «mejor álbum rock» que se lleva el país por su segundo trabajo ‘Será‘ (Discos Caracas/Nacional Records, 2013). En contraste con los colores, rareza y energía de su ópera prima, ‘Nuestra‘ (Nacional Records, 2010), este es un trabajo que se baña en el petróleo (literalmente) más oscuro, agresivo y complejo. Un recorrido visceral de rock, percusiones latinas y gritos de guerra que expresan muy bien la variedad cultural que conforman el país. Esta banda nació tocando en locales, cuando no existía ningún tipo de movida alternativa establecida en el público y, años después, fue firmada por el sello internacional Nacional Records, rompiendo los prejuicios del indie criollo.
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Otro de los grandes representantes del sonido que caracteriza esta época dorada del rock venezolano es Viniloversus. Banda que cuenta con ciertas características atractivas para la industria: Dos bajistas, riffs potentes, un guitarrista rubio y un sonido rudo que captura la rudeza enérgica del rock en español. En el 2012 presentó su tercer disco ‘Cambié De Nombre‘ (Altamira Artists, 2012) que cuenta con un Grammy Latino al «mejor empaque«. Posee 15 carátulas distintas y 11 canciones vuela-sesos de principio a fin.
Saliendo de Caracas, hay músicos nóveles que, en este caso, llevan tiempo produciendo un sonido country rockero característico del oriente del país. Tomates Fritos, una banda que realmente da clases de rock por su impecable sonido. En el 2012 presentaron su cuarto disco ‘Hotel Miramar‘ (Autoeditado, 2012), [inlinetweet prefix=»» tweeter=»» suffix=»»]éxito inmediato con 14 canciones dotadas de fuerza vocal y riffs contagiosos que hacen mover la cabeza a cualquiera[/inlinetweet]. Todo, en conjunto con melodías atmosféricas que sumergen al oyente por completo en cada track.
Música Honesta
Hoy en día el talento dista mucho de ser lo único necesario para que un músico logre atraer la atención del público. El rock actual (y desde hace años) no consiste sólo en tocar bien la guitarra, depende de un conocimiento estudiado en cuestiones de grabación, producción, ingeniería, marketing, inversión, promoción, historia, imagen, diseño, relaciones públicas, creatividad. Elementos para satisfacer a un público cada vez más exigente y difícil de impresionar.
Dado sus inicios independientes natos, el rock en Venezuela se caracteriza por un movimiento alternativo puro y honesto, precisamente la ventaja de ser independiente: poder hacer arte sin reglas. Hay libertad creativa porque no existen disqueras que impongan parámetros de comportamiento a las bandas para recuperar una inversión, ellos mismos costean en sus propias ideas. Sin embargo, no todo el escenario es positivo. Mas que un lujo, ser músico en Venezuela representa un sacrificio, en grandes proporciones.
Ese detalle ha permitido que miles de personas se identifiquen con el estilo de una banda y lo adopten como propio. Ejemplo de eso: Candy66, agrupación con 15 años de carrera que posee la fanaticada más fiel del escenario venezolano. Su cuarto disco, ‘Nueva Guerra‘ (Autoeditado, 2013), superó las exigentes expectativas condensando las raíces fuertes del grupo, con tintes orgánicos y momentos densos. Sin duda, un trabajo con calidad compositiva impecable y potenciador de pogos en cada show.
Los Paranoias son también una de las bandas más emblemáticas del indie venezolano, ellos comenzaron con este apogeo del rock en los medios y redes sociales que despertó el interés en los jóvenes. En el 2013 llenaron las carteleras nacionales con su quinto disco, ‘Que Se Activen Las Alarmas‘ (Macca Records, 2013) una bomba en su máxima expresión, con sonidos pop rock e instrumentación pulcra que demuestran la experiencia adquirida con los años. Aunque no son una banda experimental, poseen también una firma muy particular en su sonido, cosa que los diferencia del resto creando una atmósfera juvenil y clásica con la inclusión de algunos teclados.
¿Te va a gustar?
Sería imposible entender la independencia sin fijarnos en la transformación de la cultura digital. Siempre ha sido complicado tener una banda, sin importar la nacionalidad o época. Mucho más cuando el contexto musical en el mundo cambia cada segundo, encontrar propuestas musicales con personalidad ya no es tarea fácil. Sin embargo, gracias al botón “compartir” en Soundcloud, Spotify, YouTube, Facebook o cualquier red social cada oyente puede conseguir discos y artistas con los cuáles identificarse.
Aunque en su mayoría la escena independiente venezolana descargable le canta al amor, desamor o al sexo, existe un movimiento cultural sectorizado de protesta donde la gente concuerda cada vez mas. El hip hop es el género de acusación por excelencia en el país, pero también figuran bandas que llegan a los oídos cargadas de rebeldía con letras que parecen ser inofensivas y toda la fuerza necesaria para enfrentar otros ideales.
Un ejemplo de esta originalidad escasa es Famasloop, agrupación caraqueña a la que le gusta situarse en el género de “cucú pop” llamando la atención por ser bastante extravagante. Su tercer disco llamado ‘La Quema‘ (Pararrayos, 2012) aborda los temas más delicados del país de forma sátira, creativa y todo con variedad musical tan innovadora como fresca. Una banda que ha logrado identificación total del público con su arte, la gente no solo es espectadora en sus presentaciones sino que participan en ellas con pistolas de burbujas (en serio). El arte y los videos de esta agrupación siempre han tenido una visión artística superior.
No obstante, debido la menguada industria cultural con la que cuenta Venezuela, son escasas las oportunidades que posee un artista local para desarrollar una carrera con proyección internacional, a menos que abandone el país. Otra banda consolidada en este movimiento indie venezolano es Luz Verde, quienes viven en España y tienen nombre propio como músicos en ambas localidades. En el 2012 presentaron su quinto trabajo discográfico, ‘El Final Del Mundo. Vol. 1‘ (La Produktiva, 2012) que cuenta con 6 temas melancólicos direccionados en la misma línea de rock que caracteriza a la banda: mucha fuerza y una buena comunión entre guitarras acústicas y eléctricas. Cada cierto tiempo visitan Venezuela con giras que nos recuerdan ese excelente tipo de representación que uno agradece tener en el exterior.
Sí, ha crecido un movimiento bonito en Venezuela, la transculturización de un género rockero, ese sentir independiente que está lejos de ser la corriente principal pero que, sin duda, tiene un sector creciente de seguidores. [inlinetweet prefix=»» tweeter=»» suffix=»»]¿Puede llegar a globalizarse esto en una tierra tricolor intolerante?[/inlinetweet] Por supuesto, si las condiciones indicadas lo permiten. El reto indie es posicionar su música en los sectores populares de la sociedad, romper con esos prejuicios que aún giran en torno a la cultura rock, unir a una sociedad extremista, permitirles conocer más que solo el reggaetón que está de moda. Para eso hay que tomar esos sonidos externos y adaptarlos a las realidades del entorno, logrando que el público se sienta identificado y las corporativas motivadas a promoverlo. Creo que las bandas del país no son realmente conscientes de lo que está pasando y la influencia que generan en este movimiento de cambio.
Argentina tuvo ese Soda Estéreo que logró llevar el rock en español al movimiento mainstream de otras fronteras, Venezuela está buscando su representante y hay mucho de dónde escoger.