En Estados Unidos, el espectáculo es primordial. Si en cualquier país criticas de una manera pasivo-agresiva el pop comercial -que mayormente proviene de norteamérica-, allí prefieren hacerlo volar en pedazos. ¿Qué otra cosa podíamos esperar del país que nos ha traído a ‘Los mercenarios’ (2010) de Stallone?
Si la música de Justin Bieber y Miley Cyrus ha logrado causarte alguna que otra hernia, te habría encantado estar en Cleveland el pasado sábado 19. Cientos de fans de béisbol se reunieron en el estadio de los Charleston RiverDogs, en su partido contra los Augusta Greenjackets, para celebrar el “Disco Demolition 2: You Better Belieb It” tras el encuentro. Recopilaron álbumes, camisetas y demás merchandising de las dos estrellas del pop, las introdujeron en una caja y, al concluir el partido, los hicieron volar.
Esta envidiable iniciativa sirve de comedida secuela al primer “Disco Demolition” que tuvo lugar en 1979, durante un partido de los Chicago White Sox (hogar del blues) y los Detroit Tigers (hogar del rock and roll). Impulsada por Steve Dahl, la campaña trataba de contrarrestar el auge que la música disco había experimentado durante los últimos años de la década de los ‘70. Más de 50.000 personas se reunieron en el estadio de Chicago para destruir miles de álbumes de música disco, dejando a su paso un campo de juego devastado y convirtiéndose en una auténtica revuelta por parte de los “activistas anti-disco”.