Para variar, ante la sorpresa de parte del público entre los que me incluyo, tocó encontrarse la planta baja de la Antigua Estación llena hasta la bandera. Acudía a este concierto, enmarcado dentro de la gira de Heineken Music Selector, sin tener muy claro qué es lo que iba a presenciar, ni hasta dónde podía llegar sobre un escenario la señorita Makovski. Hace tiempo leí que “era considerada la nueva PJ Harvey mallorquina”, aspecto que de primeras me pareció un atrevimiento por parte de quien tuvo la brillante ocurrencia. La impresión que me produce la comparación después de haber visto el directo de la mallorquina y sin haber visto nunca aún el de la británica, cosa que espero remediar antes del verano, es la misma que me producía cada vez que leía todas esas críticas en las que comparaban a ambas. La osadía de buscarles semejanzas, aún compartiendo productor por ambas partes, no le hace justicia al buen hacer de Maika Makovski, para la que prefiero pensar que su voz procede de los últimos vestigios que perduran en las islas de Mallorca, heredada de los cantos proféticos que se escuchaban en la conquista de esas islas, llevada a cabo por la Corona de Aragón allá por el siglo XIII o de los restos de cantares del Medievo que hoy en día se conservan en las tierras macedonas, en las que también afirma tener sus orígenes la artista.
Perfecta en la ejecución, con una voz que se asemeja a la de las ya más que conocidas cantantes folk del panorama indie, las similitudes con todas ellas se pueden encontrar en la interpretación de “The Deadly Potion of Pasion”, con la diferencia de que la mallorquina cuenta con otros registros de voz mucho más diversos que logra exprimir al máximo, y con un punto de ensañamiento en sus canciones hasta el que seguramente no puedan llegar otras artistas que a priori deberían estar a su nivel. Con cada canción es capaz de desgarrar un pedazo de concierto hasta convertir el ambiente en algo completamente vacío, no por la ausencia de algún contenido, sino porque al final llega a tocar tantos palos que prácticamente no le queda ninguno por ofrecer, haciendo ver que su música contiene todas las músicas.
Intercambiando canciones de su segundo disco: Kraj so Kóferot (2007) con las del último: Maika Makovski (2010), dio una lección de Soul, pasando de puntillas por el R&B, asombrando vocalmente con canciones como “Friends”. Con la dinámica “No Blood” comenzó animando muy mucho la noche. Con “So Far Sober” los tres acompañantes de su banda exhibieron un Country hipnótico, estimulada desde ese momento aún más por un público que no dejó de acompañar con silbidos y hasta “aullidos”. La letra resentida de “Lava Love” la usó para llegar al trance en su interpretación, mostrando con ella una oscuridad que es difícil de conseguir con una simple guitarra acústica. En “Ruled By Mars” comenzó rozando lo espiritual para terminar haciendo sentir una tensión insoportable. En definitiva, al igual que a muchos de los que allí se encontraban, me hubiera gustado verla en otro formato más eléctrico, con algún acompañamiento más que el bajo, la mandolina y las mil maravillas del cajón, con el que seguramente ganará un montón.
Para hacerle justicia, alguien debería dejar de compararla odiosamente en cada crítica con las mejores interpretaciones de otras estrellas, porque viendo lo visto, el día en que se puedan evitar ciertas alusiones a artistas, querrá decir que Maika estará a la altura de las más grandes.
Jota Martínez
