El primer ministro ruso, Dimitri Medvede, ha pedido de forma pública la liberación de Pussy Riot al considerar que los seis meses que han pasado en la cárcel por hacer una performance en una iglesia ortodoxa es tiempo «más que suficiente para hacerles recapacitar». Esta declaración se une a la que hizo ya Putin antes de que fueran juzgadas, en la que dijo que «no era partidario de que fueran encarceladas». El desgaste de la imagen del gobierno ruso en el exterior tendrá mucho que ver en esta decisión. Y es que muchas actividades reivindicativas se han realizado últimamente, programadas por Amnistía Internacional alrededor de todo el mundo, u otras asociaciones como la que preparó un minifestival en Madrid en la sala Siroco. Esperemos que liberen pronto al grupo, que está pagando sobradamente la falta de libertad de expresión en un país supuestamente democrático.