El pasado martes, Brasil perdía 1-7 frente a Alemania. La selección germana arrasó a la anfitriona, pero la culpa no fue de una defensa desprotegida y una delantera estática; la culpa fue de Mick Jagger. La fama del líder de The Rolling Stones como gafe supremo del Mundial de fútbol es ya legendaria.
La historia se remonta a 2010, durante el Mundial de Sudáfrica. Desde entonces, equipos como Inglaterra o Estados Unidos han caído derrotados cuando Jagger se ha presentado en el partido apoyando a dicho equipo. En el campeonato actual, reconoció su apoyo a Portugal desde la primera fase: cayeron en esa primera fase. Mostró su favor hacia Inglaterra en su partido contra Italia: perdieron contra ellos. Cambió a Italia: fue vencida por Uruguay.
Los últimos han sido los brasileños, perdiendo la semifinal en su propia casa. En los estadios, ya es una superstición habitual ver pancartas de Jagger con la camiseta del equipo contrario. Los jugadores ya no deben ni querer escuchar The Rolling Stones antes de los entrenamientos; nunca sabes cuando su Satánica Majestad puede hacer acto de presencia.
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