Una sociedad competitiva como la nuestra requiere actores brillantes. Es necesario educarse en la excelencia para triunfar. Y no triunfar como éxito monetario, sino como realización creativa y personal. Existen miles de ideas y proyectos, propuestas interesantes que en su duplicidad pierden su atracción, tirando de papel carbón cuando las ideas escasean. Sentimos la obligación de ser únicos y ofrecer lo que nadie más ha podido dar.
En la Música, las cosas no son distintas. La carga creativa principal -es decir, la propia música- resulta insuficiente para atraer a un público que sufre una ingesta crónica de propuestas distintas. Por ello, cuando el arte no da más de sí, es necesario recurrir a las herramientas de apoyo que orbitan a su alrededor. Así, el negocio de las aplicaciones móviles resulta un paraíso audiovisual para grupos como Radiohead, que ven en ello la salida idónea.
La banda de Thom Yorke ha actualizado su app PolyFauna, un entramado audiovisual creado para el álbum ‘The King of Limbs’ (Autoeditado, 2011) y ahora con la vista puesta en su próximo trabajo discográfico. Desde ayer, la aplicación ha cambiado su apariencia con nuevos diseños e imaginería, así como samples musicales en los que podemos escuchar la voz de su cantante en hipnóticos bucles. Un ejercicio de sinestesia que plasma lo auditivo en lo visual.
No son los primeros en hacer uso de esta tecnología que permite expandir la Música más allá de lo sonoro. Crystal Fighters hizo lo propio para presentar su nueva canción ‘Love Alight’ junto a Coca-Cola. A través de la app móvil The Shared Song, los usuarios podían reconstruir la canción al sincronizarse con otros terminales que también dispusieran de la aplicación.
Dotar de interactividad al hecho de descubrir una canción es un apelativo para un público que está acostumbrado a ser una figura activa. El single ‘I’m Aquarius’ de Metronomy solo fue accesible para aquellos que encontraran la constelación de Acuario con la aplicación The Night Sky.
Las ideas fluyen constantemente y los artistas no confían a su obra el reclamo del público. Es tan triste como necesario adornar singles y álbumes de atractivos complementarios para poder llegar a la masa; una masa que ahora los exige si se quiere su atención durante unos minutos.