Llega tarde, tres años concretamente, pero al fin la cartelera española encuentra un sitio para Stella. En los años 70 una niña de once años, inteligente e introvertida, busca el camino a la adolescencia esquivando como puede los cristales rotos que se acumulan en su hogar. Encima del bar en el que trabajan sus padres está construida su casa y todos sus clientes son parte de su familia, almas perdidas que beben, se pelean y bailan. Por eso Stella sabe mucho de fútbol, de cartas, de música pop y de sexo pero no tanto sobre lo que enseñan en la escuela.
La directora francesa, Sylvie Verheyde, realiza una película autobiográfica sobre su primer año en secundaria y de cómo el colegio fue su vía de escape.
La realizadora hace un trabajo mayúsculo en las escenas del bar. Verheyde cuenta sin tapujos ni concesiones el ambiente hostil al que la niña se enfrenta cada día, con un toque sentimental por parte de algunos personajes que aunque borrachos y solos, son buenos con Stella. La joven está interpretada maravillosamente bien por Léora Barbara, con sencillez y sin ñoñerías.
Stella se da cuenta de la ignorancia de su mundo cuando llega a una escuela de un barrio rico y se hace amiga de una hija de exiliados argentinos. Lo mejor de la película radica en los diálogos entre la pequeña protagonista y los de su edad, frases y gestos que contienen verdad. Una verdad que recuerda a Antoine Doinel, el primer adolescente francés que nos enseñó el mar como nadie lo había hecho antes. Con un travelling que Sylvie Verheyde recuerda en esta película.
Uno de los mejores personajes, con permiso de los padres de Stella -que están soberbios-, es el interpretado por Guillaume Depardieu, el único amigo de la niña por el que esta siente cierta atracción infantil. Un hombre joven y serio, bebedor, como todos, y aficionado al juego, que sin embargo trata a Stella con cariño pero como a una pequeña adulta.
La película es cruda y directa. Pero se resuelve de manera muy fácil sin tener un clímax a la altura de la protagonista. Sí está a la altura de las circunstancias la banda sonora, un recopilatorio de canciones pop francesas escuchadas y bailadas por Stella. Michele de Gérar Lenorman, Tu es le soleil y Love me baby de Sheila o una concesión al rockabilly como Brand New Cadillac de Vince Taylor acompañan a la niña durante su incómoda existencia.
Pedro Moral