Zulu Winter | Language

Will, Iain, Dom, Henry y Guy se conocen desde los quince años. Dos de ellos incluso tuvieron una banda tributo llamada The Next Pistols –maravilloso juego de palabras-, pero no fue hasta el año 2011, o sea ayer, cuando estos cinco ingleses decidieron ir en serio. Para muchos montar un grupo, componer, grabar, soltarse en los directo, fichar por una discográfica, lanzar varios singles y producir un LP puede suponer unos cinco años (siendo optimistas). Zulu Winter, que así se llaman, apenas tienen dos años de vida y tras recibir decenas de buenas críticas en su país por sus primeros singles: Never Leave , We Should Be Swimming y Silver Tongue; el quinteto londinense ya tiene su primer largo, Language. Flamante ascenso.

Pasa con todo, crear mucha expectación puede provocar el síndrome de globo pinchado. Un año entero recibiendo poderosas imágenes de una película que luego, cuando se estrena, resulta ser una memez o cuatro años seguidos fabricando rumores sobre la nueva generación de consolas y al final nada es para tanto. Con la música puede pasar lo mismo, o no. Lana del Rey, esa muñequita de gesto frígido, iba a ser la cuarta maravilla del pop alternativo pero con el disco sobre la mesa se hizo evidente la chapucería, sin embargo, el marketing ya nos había envenenado… ahora tenemos Lana del Rey hasta en la sopa.

Con ese grupo de Oxford llamado Foals pasó lo contrario, alimentaron la idea de ser una banda excelente y con su primer disco, Antidotes, lo demostraron. Tan bueno que no han sacado nada desde hace cuatro años, quizá gastaron todo su talento para el debut. Con Zulu Winter se temía algo parecido, pero a pesar de darse tanta prisa el quinteto ha fabricado un disco ecléctico, algo soso a veces pero suficientemente bueno para prometer un segundo LP de notable alto.

Esa falta de riesgo de la que peca Language se transparenta en los primeros cortes del álbum. Tras Key To My Heart, un tema con pretensiones sensitivas que no engancha llega We Should Be Swimming como lo mejor de esta primera parte. Su deliciosa batería se funde con las guitarras de Henry Walton mientras la voz de Will Dauton se comienza a transformar en la de Chris Martin. Así llegamos a Bitter Moon, la pista con más reminiscencias de Coldplay (todo el álbum huele un poco a la exitosa banda británica). En este caso Dauton en vez de rodearse de un coro que repite constantemente Oooohh!  prefiere que se recite algo como: Hey! Turn the light on/ this bitter moon is rising.

Zulu Winter tienen un majestuoso dominio de los instrumentos con el que consiguen crear distintas atmósferas. Algunos cortes fracasan como Small Pieces, portador de un Synth pop bastante rancio, pero otros, como You Deserve Better o Words That I Wield, prevalecen sin esfuerzo en la memoria. El primero gracias a su imponente batería y sus tímidos teclados, el segundo por esa melodía inquieta que lleva a Daunt a cambiar de registro. De Chris Martin pasa a Hayden Thorpe.

Never Leave llega casi al final, su ritmo endiablado alimentado por sintetizadores y, cómo no, por la batería incesante de Guy Henderson es un buen broche para un trabajo que no arriesga demasiado pero que convence lo suficiente para creer que no estamos ante una banda de un solo álbum.