Existe una Roma salvaje. Un lugar alejado de las colas de gente en el Coliseo que no conocen que se pueden evitar si compras la entrada para Caracalla, delantales con el pene del David de Miguel Ángel o helados a 16 euros. Cuando la noche se pone sobre la ciudad y los turistas vuelven a sus nidos, cuando los vendedores ambulantes cierran sus mantas y los religiosos se esconden llega la Roma del rock. En una de sus madrugadas se conocieron Giacomo Mancini y Matteo Vallicelli y fue cuando decidieron montar una pareja sin amor, un uno guarro que nada tiene del esplendor del imperio. Lo salvaje no puede tenerlo y de ahí nacen Wildmen.
El dúo responde la llamada de una juventud apestada por el devenir de la estafa capitalista, del hastío causado por lo que debes ser. Jóvenes desengañados y cabreados con ganas de lanzarse a la barra de un sucio garito como si fuera un tobogán.
La dupla pertenece al sello con mejor nombre del planeta: Shit Music for Shit People. La disquera de Cagliari apuesta por un catálogo cargado de propuestas de guitarra y tienen en el dúo uno de sus puntales. Su debut ‘Wildmen’ supone un cargador con 11 balas de rock perverso, garage macarra y blues anfetamínico en apenas dos minutos por disparo. El humor, el orgullo de animal nocturno y las ganas de hacer el animal hacen de Wildmen una propuesta brillante en su sencillez. Siguiendo la estela festiva de los primeros Black Lips, Mancini y Vallicelli han logrado, en apenas un año, hacerse un hueco entre el underground europeo a base de actitud, bigote, tatuajes, aullidos y estribillos que salen de las entrañas. Salvaje Roma.