¿Os acordáis cuando Dumbo se la pilló doblada? “Picos” de surrealismo semanales
Anteriormente….
“No puedes tener una revolución sin canciones”, Salvador Allende
Ebrios patanes del jurado.
«Habría que preguntarse cómo es posible que todo esté tan jodido y que sin embargo la música que llega a las masas solo hable de ir a discotecas y ligar con el jardinero que se quita la camiseta», como decía Soundgarden hace poco en una entrevista para Elmundo.es. Y es que la música más estúpida es la que nos está bombardeando a diario con los mensajes más estúpidos, por mucho que el miembro del jurado crea que viva en una burbuja de música independiente, la cual tampoco se salva un pelo de la carencia de mensaje en nuestros días.
Literatura, teatro, danza, música, escultura, pintura, todas ellas despiertan la mente humana mas allá de una simple sensación placentera. Dejan sutilmente mensajes, siembran dudas, proyectan emociones, reflejan una imagen personal, hacen recordar “aquello que”… hasta tal punto de originar una toma de conciencia y el consecuente cambio de actitudes, base elemental en la construcción de una sociedad sana. Y no nos engañemos, muy poca música en nuestros días cumple estos requisitos. Es el obituario de la canción como arte, especialmente en un Occidente amorfinado por el adoctrinamiento de la industria cultural. A la industria discográfica le va bien con las canciones de hoy que se miran al ombligo ahogadas en cinismo, seña de la comodidad de conciencia en la que hemos sido vacunados y del sentido de la revolución innato del ser humano que se ha guillotinado.
El pop, lo que vociferamos como mainstream, ha moldeado cada faceta de nuestras vidas desde el siglo pasado, lo creamos o no pero ha esquematizado nuestras visiones de la vida, conceptos (como el de éxito y fracaso) y valores hasta crear un mensaje universal y unificado, al menos en Occidente. Ese sistema de producción está ahora mismo agotado en sus entrañas, no hay más que ver toda la refritanga diaria, sin embargo parece que su eficacia es más alta que nunca aprovechando el embobamiento general de la sociedad. La industria discográfica está en plena decadencia como industria porque no es la única suministradora, ¡oops!, apareció Internet y todos podemos crear. Sin embargo su presencia como actor influyente es mayor que nunca, partiendo de su trono de adoctrinamiento ha extendido sus tentáculos y sigilosamente ha banalizado los mensajes aprovechando la decadencia educacional de cada generación desde hace veinte años.
¿Dónde están himnos como Give Ireland Back To The Irish, War, We Shall Overcome, Free Nelson Mandela o Give Peace a Chance? Que tenga que venir una señora de 40 años (PJ Harvey), con todos mis respetos, para hacer canciones con mensaje a estas alturas…No porque ella no pueda hacerlo, sino porque ella tiene más fuego dentro que los veinteañeros más pendientes de que salga la próxima cool list de la New Musical Express y esnifar Urban Outifitters y American Apparel. ¿Dónde están las protestas violentas? ¿Dónde están esas canciones de rock and roll de los disturbios? Las últimas reminiscencias vienen del levantamiento contra la Organización Mundial del Comercio en 1999 en Seattle; entonces el hip hop tomó cuerpo como banda sonora, fue el momento en que el hip hop alcanzó la cima, su éxtasis, para luego empezar a sobar dólares apagándose su llama al mismo tiempo que las proclamas de Seattle’99, ya olvidadas.
Señoras y señores del jurado. ¿Quién tiene la culpa de que la música haya sido violada de su definición como arte (descrita arriba) y utilizado su nombre insustancialmente de forma generalizada?: ¿la industria discográfica como parte de las industrias culturales por banalizar los mensajes o la sociedad por habernos dejado manosear como una puta hasta perder un mínimo atisbo de conciencia?
(continuará…)