La señora alcaldesa se levantó aquella mañana y decidió que lo mejor para Fuengirola y sus ciudadanos era meter mano a algo. Como cada vez quedan menos cosas que pasarse entre los dedos como el trilero o el ilusionista, pensó que sería una buena idea sacar la navaja y pasearla por la música. Estaría bien -pensó- prohibir los diferentes géneros que cumplieran una norma básica: que a ella no le gustaran. La feria del Rosario de la ciudad malagueña debía sonar a democracia.
Y así se hizo la luz, los coches de choque y hasta el baile, una danza que no sonara ni a funk ni a rap, ni a reggaeton ni a electrónica y que tampoco se pareciera al metal, alternativa, nativa o contraria a Manolo Escobar. Fundamental tarea para una localidad situada en un país que ni se encuentra. Sorprende en estos días basados en la crisis que se toca todo lo que no son cuestiones económicas, la especial gana de los gobernantes por ensañarse con la música. Desde Madrid, con sus relaxing, peras y manzanas y donde tocar en la calle es más grave que una manifestación de ultraderechas, a Valladolid, con su alcalde, que ha pasado de los morritos a prohibir la música en directo en los locales de la ciudad.
¿Qué molesta de la música a los políticos de derechas? Cuando se conoce que ser músico es hoy la peor opción profesional que existe, tenemos que asistir a una persecución política que tiene tintes de aniquilación. Existe un afán por convertir a las grandes ciudades en centros residenciales llenos de cadenas de ropa, comida y cafés, sin ruidos; que es lo mismo que sin vida.
Las ciudades europeas gozan de una fuerte cultura musical impregnada en sus esquinas, algo que aquí parece esquivarse; no vaya a ser que esos músicos opinen de la vida política. Los políticos tienden a meterse en la música, manosearla y utilizarla, como en general ocurre con el resto de la cultura. El problema llega cuando sucede lo contrario.
Parece que tanto que quieren asimilarse a las ciudades europeas luego cojan lo más casposo de cada lugar o ignoren lo que parece alejarse de la España de los 80 o anterior.