Next Big Sound ofrece analíticas y estudios sobre la industria musical. Con este cometido, la compañía recoge la información de una industria a la deriva que aún no sabe si llegará a tierra sana y salva, por lo que su último estudio sobre el impacto y seguimiento de los artistas en 2013 arroja conclusiones más que interesantes de las que todos somos culpables, aunque en gran medida sea a ciegas.
En él descubrimos datos que, aunque la sospecha exista, al verse plasmados infunden pavor. La lógica proporción no es un requerimiento y, de hecho, resulta casi una prohibición. El 90’7% de los artistas son desconocidos; tan solo el 0,2% son mega-estrellas y apenas el 1% se considera mediático. En la siguiente gráfica puedes observarlo mejor:
Cualquier músico que forma su banda por primera vez entra en el reclutamiento de artistas desconocidos, por lo cual, su número es razonable que sea bastante mayor. Pero estas cifras son inaceptables. Cuando observamos que el crecimiento en seguidores es proporcional, es decir, a mayor número de fans, más fans consiguen (dinero llama a dinero, dice el folclore), debemos trascender la lógica simplista.
Así, ese mísero 0,2% acapara una media del 50% de seguidores en las redes más utilizadas: Facebook, Twitter y YouTube. El famoso emblema del 1% que acompañó a Occupy Wall Street se traslada a la música.
La ingente cantidad de millones de dólares que mueven esos artistas supera con creces la imaginación. Y alguien podría pensar: “bueno, si les sigue tanta gente, es normal que sean más famosos”. No, no y no. ¿Son acaso mejores músicos?¿Sus canciones son mejores? Salvando ejemplos en los que su fama esté completamente justificada, el motivo principal de su celebridad es un apoyo promocional que desembolsa millones en una apuesta segura, una maniobra de poco riesgo para una industria tradicional en estado terminal.
Servicios internacionales como Bandcamp y nacionales como Bandness procuran abrir una ventana a esa mayoría desconocida y silenciada, por la que no se apuesta y a la que no se apoya. ¿Acaso del 100% de bandas y artistas en solitario, solo un 1% son merecedores de nuestro reconocimiento? La culpa es nuestra, como público, por obviar a aquellos artistas emergentes, por no preocuparnos en investigar y descubrir. Debemos abrir los ojos a ese fértil campo, sin la excusa de una industria que nos acosa con unas promociones hostigadoras. Aprovechemos bien la era digital: menos trivialidades, más conocimiento.