A la SGAE le llega su San Martin

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Adivina adivinanza: ¿Quién es el cantante de esta banda sesentera de rock-soul?

Ni más ni menos que Teddy Bautista, presidente del Consejo de Dirección de la Sociedad General de Autores (SGAE).

No, Bautista no ha sido siempre un aspirante a político de medio cuarto pringado de mierda hasta el cuello. No, Bautista no ha tenido siempre esa vitola antipopular. No, Bautista no siempre ha sido un chorizo nivel Cantimpalos.

Eduardo, “Teddy” (y nunca pagó canon al oso de peluche), Bautista era un artista. Sí, músico, cantante de la banda Los Canarios, de lo poco bueno que podía salir musicalmente de un país encerrado en una dictadura. Los Canarios son parte del sentido de la música española de los años sesenta con aquel soul que acabó derivando a rock progresivo a medida que la banda entraba en la morgue a finales de los setenta. He aquí su mayor éxito, Get On Your Knees, en una típica gala playback de TVE1 (me atrevería a decir que a principios de los noventa) en, probablemente, la última actuación como artista musical de Teddy Bautista, después llegó su “otra” carrera como artista.

A cada cerdo le llega su San Martín. Artista de guante blanco nivel ibérico, es decir, chapuza cochambrosa, la cabeza visible de la SGAE, que diga, el cabezón visible de la SGAE ha sido detenido esta mañana junto a otros miembros de la sociedad privada de gestión colectiva bajo los cargos de desvío a otras empresas y apropiación indebida de fondos de la Sociedad General de Autores. Es decir, OTRO caso de “pa mi bolsillo” en España. La Guardia Civil iniciaba esta mañana la operacion en la sede principal en Madrid al estilo S.W.A.T. que ha recordado por su contundencia a la de Fórum Filatélico y Afinsa; esta vez en la Guardia Civil no se han atrevido a hacer afirmaciones como “hemos descabezado la cúpula de la corrupción generalizada en España” tal como quedaron en ridículo con Anonymous, y es que parece que la benemérita está muy activa últimamente y solo les queda en su lista de cúpulas la organizada por The King de Burger King en cuanto al tráfico de caretas.

Partiendo de la presunción de inocencia que se merece Teddy Bautista como cualquier detenido (un tópico ético pero también un principio jurídico penal),por mucho que digamos con toda la razón del mundo que se pasó por el forro de los cojones la presunción de inocencia de todos nosotros cuando estableció el canon digital “por si copiábamos”, lo que hemos presenciado hoy es la presentación del cerdo agridulce en bandeja de plata, y se olía de lejos que estaba ya en su punto en el horno. Ha sido una investigación de dos años de la Fiscalía Anticorrupción a raíz de las denuncias de varias pequeñas asociaciones (todas en contra del canon) que alegaban supuestas ilicitudes cometidas en la gestión económica de los recursos de la SGAE. Los internautas denunciaban que los directivos de la entidad habían formado una trama societaria de empresas filiales en torno a la Sociedad Digital de Autores y Editores (SDAE) en las que las cantidades recaudadas en concepto de gestión de derechos de autor se invertían en actividades lucrativas para las mismas. El triunfo de la justicia, el usuario de la calle ganando al capitalista poder, esto pasa una vez de cada tres millones, los astros no se alían en este podrido mundo tan fácilmente.

Aparte de la terminología legal, el hedor a alcantarillado lo podía percibir cualquiera que no estuviera informado bien del asunto. Un salario de 250.000 euros por dirigir una entidad subsidiaria del Ministerio de Cultura, una jubilación mensual de 24.500 euros, un palacio en Boadilla del Monte para la futura sede, una organización que gestiona derechos de autor mueve cerca de 365 millones de euros al año. Corrupción española de Manolo y Benito, al menos los italianos siempre lo hicieron con más estilo para ganarse un tópico mundial de mafiosos. Pura choricería ibérica al igual que una dictadura árabe tercermundista: de los más de 100.000 socios de la SGAE, solo tienen derecho a voto 8.271, cribados por su permanencia en la entidad y los derechos generados por sus obras. Pero tampoco esos votantes tienen el mismo valor, porque dependiendo de los ingresos los socios suman 70.191 votos, es decir, que un miembro puede tener un voto, y otro, por ejemplo, cinco. A la más fiel tendencia “democracia de clases” decimonónica. Un farragoso sistema ancestral que ayer mismo siguió funcionando con las elecciones que ganó, de nuevo, Teddy Bautista, para permanecer otra “legislatura” vitalicia en un cargo que ha estrenado hoy en los calabozos.

Con este funcionamiento, es imposible dar credibilidad a la institución que tiene que gestionar bajo tutela pública (la del ministerio) los derechos de autor en España. Y partimos de la base de la sensatez, es justo que existan unos derechos de autor siempre y cuando las políticas y las mentalidades sigan la inercia del desarrollo de la sociedad y no echen el ancla en concepciones paleolíticas. Compartir es crear, el plagio es necesario, el progreso lo implica, si tienes una idea y la intercambias por otra tendrás dos ideas. No es una ideología romántico-radical, es una ideología adaptada al mundo de hoy, al ser humano que progresa; queda claro en el documental ¡Copiad Malditos!.

El canon digital se ha probado como una sangría indiscriminada, el propio Tribunal Europeo lo calificó de injusto; y es que no se necesitan dos dedos de frente para saber que no puedes darle una hostia a alguien “por si te pega alguna vez”. ASIMELEC, entidades de gestión de derechos de autor y el Ministerio de Cultura se pegaron un festín en esa bañera de mierda. Después llegó la caza de brujas estalinista: Bautista apuntó el cañón de la SGAE hacia las webs de free-software y en su cruzada se encontró con los lógicos impedimentos judiciales (el caso Padawan en Barcelona y otras sentencias) por lo que redirigió sus miradas al usuario privado: cobrar a un festival de obras de teatro interpretadas por discapacitados psíquicos, grabar una boda para demostrar que se violaban los derechos de autor, pasar el cepillo por las peluquerías que ponían música, facturar a un festival benéfico, recaudar de un concierto que hizo Bisbal para un niño de cinco años con el Síndrome de Alexander. En esta guerra, la SGAE también ha sido vapuleada judicialmente.

No es solo la falta de ética y humanidad que ha labrado la imagen impopular de la SGAE y Teddy Bautista, sino la forma de recurrir a métodos dudosos a nivel satánico para lograr sus objetivos, desde la intimidación hasta tirar del Ministerio de Industria para obtener datos sobre webs de enlaces sin pasar por un juez. Y en esta tesitura se gestó la Ley Sinde, una “mentira y gorda” (estará en vigor pasado el verano) de la que el propio Bautista reconoció que es solo un elemento disuasorio y no punitivo. ¿Desde cuándo una ley tiene el objetivo de meter miedo y no regular? ¿Qué es esto? ¿Una dictadura? Las palabras del ‘Gran Teddy’ delatan la naturaleza de lobby de la industria cultural que es la SGAE. Bautista ha vuelto a hacer de Judas (como lo interpretó en los ochenta cuando se estrenó por primera vez en España Jesucristo Superstar), ha dejado atrás la concepción de sindicato vertical con la que llegó a la Sociedad General de Autores hace más de veinte años y se ha ido acercando a los infiernos ignorando las percepciones públicas y la inercia del desarrollo social (dijo en una entrevista que “el control de Internet es inevitable”, como si fuera el dictador norcoreano). La sociedad de autores se ha transformado en un monstruo “lecteriano”, mente enferma aislada de la sensatez social y devorando carne cruda hasta llegar a una estructura interna propia de Gadafi con directores de cine fracasados, artistas salidos de Operación Triunfo y músicos de capa caída con verborrea progre en la mano izquierda pero con la mano derecha extendida para recibir el cheque.

Y no podemos guillotinar solo a la SGAE, Teddy Bautista y sus secuaces, el Ministerio de Cultura es el principal fiscalizador de este tipo de asociaciones pues, aunque la Sociedad General de Autores es una entidad privada también es de gestión colectiva. Son, presuntamente, 400 millones de euros desviados, «descuadres» entre las cuentas reales de la institución y las que declaraba ante el Ministerio de Cultura para beneficiarse de subvenciones extra del ministerio. La responsabilidad es de la Churrería de Cultura dirigida por la churrera González Sinde. Porque hemos llegado al extremo de que la cultura es un producto de hipermercado Carrefour, hemos entregado la gestión y desarrollo cultural a la iniciativa privada para que la prense, envase y la ponga en los estantes. Ya ni siquiera un gobierno socialista apuesta, como lo ha hecho históricamente, por la cultura como un bien común y público; y me entran nauseas en pensar cuando se instale el gobierno del PP el año que viene, pues la derecha española no es conservadora sino vilmente capitalista, la cultura será para el mejor postor.

El escándalo de la SGAE acentúa más algunas de las reivindicaciones del movimiento 15M. Pero la caída del tinglado montado por Bautista no significa que viviremos más libres, seguid atentos a cuando silbéis por la calle y cantéis en la ducha, porque las cucarachas repugnantes con olor a gasolina y los dráculas de medianos seguirán chupando cultura y vida, como bien cantaba Rosendo.

Dani García

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Dani Garcia
Dani Garcia
Periodista. Formó parte de HABLATUMÚSICA.com de 2011 a 2013, alcanzando especial repercusión con su columna 'El Elefante Está Borracho'. Actualmente prosigue su carrera en Doist PR.

8 COMENTARIOS

  1. Esto es lo que me decía ayer un amigo que resume aun mejor: «la SGAE son cuatro niñatos progres que hicieron una mierda de música hace más de veinte años y que todavía viven en el año 85».
    Lo cierto es que un organismo que recauda tal cantidad de dinero pero que luego lo reparte al estilo monarquia parlamentaria britanica del siglo XVII y bajo una democracia interna igualita que en 1836 (ni hace falta el caciquismo) es lógico que pasen estas cosas.

  2. Ya era hora de que se desenmascarase a estos desgraciados. Gran artículo, no solo en contenido, sino también en forma. Bravo

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