El nuevo año ha comenzado pisando fuerte. Quién sabe por qué, sigue habiendo gente que aparece en cualquier rincón del mundo que tiene fuerzas para crear algo bello o curioso y lanzarlo al mundo. Siempre hay algo que consigue sobrepasarnos con su sensibilidad, que nos destruye con su rabia o nos agarra con la sutileza de alguien que ha encontrado su razón de ser. Estoy hablando de la música en el 2012.
Ya adelantábamos gran parte de las voces femeninas del pop actual, aquellas que no necesitan carta de presentación y que colaboran en inmortalizar el género en la historia. España tampoco está ajena a este movimiento cultural, aunque su pop se mueve de forma más lenta, puesto que arrastra desde hace mucho tiempo una pesada carga sobre sus espaldas. Es la rémora de la música comercial que ha sabido encandilar al gran público desde hace décadas atrás. Afortunadamente, la música de autor, fruto de la reflexión de banda, cada vez pesa más que la cara bonita de un cantante que solo hace acto de presencia sobre las portadas de diseño barato.
¿Pero a qué sabe el nuevo año en España en clave de música independiente? Para nuestro gusto, el electropop ha surgido con una fuerza que bien puede rivalizar con algunos insignes representantes de todo el globo. Lo ha hecho a golpe de calidad y con una lógica histórica y cultural aplastante, casi previsible por lo consecuente de la evolución. De hecho, si queremos entender por qué en la actualidad están sacando discos gente como Pegasvs, Granit, The Side Pockets o Chinese Christmas Cards, todos ellos proyectos con una solidez sorprendente, no hay que irse muy atrás en el tiempo.
Los pregoneros de un presente tan brillante y prometedor tal vez fueron Delorean, que supieron subirse a la ola de la electrónica más creativa en línea con Animal Collective. A pesar de que eran vascos, crecieron profesionalmente en Barcelona, donde también se formó el canario Pablo Díaz-Reixa Díaz, más conocido como El Guincho. Ambos grupos salieron de nuestro país y no solo siguieron la estela de la sonoridad que les influía, sino que renovaron en varios aspectos el género con un sabor a arena de playa, que otros ligaron al chillwave. Así, otros como Los Pilotos -un proyecto de los omnipresentes Los Planetas-, John Talabot o Aias ampliaron el marco electrónico español hacia el ambient, el house o una modalidad mas pop, y prolongaron un legado de altísima calidad.
No es casualidad que el EP de los catalanes Chinese Christmas Cards se llame Barcelona, la ciudad que ha sido el punto donde ha estallado la catarsis pop de todo el país, por eso es toda una delicia escucharlos, ver que se reconocen unas voces limpias de los temores, de esas que alumbran los discos de The Pains of Being Pure at Heart o nos hacen sonreír con inocencia en las canciones de Death Cab For Cutie. Pero lo más destacable es la facilidad que tienen para que fluyan los sintetizadores, con una naturalidad que es de justicia histórica y que recuerda a la sencillez y sabor tropical de Metronomy o Washed Out. De hecho, estos chicos están trabajando en su primer disco, ante el que aconsejamos estar muy atentos.
Pero, como decíamos antes, no es un caso único. Pegasvs nos sorprendió gratamente con su solidez sonora, que retoman la herencia primigenia de la electrónica de la Alemania de los años 60 sin dejar de transmitir una frescura que le debe mucho a los pioneros en España. Como decía un sabio. “Si he conseguido ver más lejos es porque he conseguido auparme a hombros de gigantes” (Isaac Newton).
por Carlos Naval