Recuerdo unas declaraciones de Alex Turner, frontman de mis queridos Arctic Monkeys, en las que, como si de un juego de niños se tratase, no se acababa de creer lo que les ocurría a el y a sus colegas cuando daban sus primeros pasos, hace ahora algo más de 6 años. Venía a decir que «alucinaban» en sus primeros conciertos en las islas, que ni ellos mismos se sabían las letras de algunos de sus temas pero que el público, para sorpresa de la propia banda, muy numeroso, se las sabía todas. No podían dar crédito. Internet.
La red de redes era el enemigo. Se tendía, erróneamente, a pensar que la «piratería» mataría a la «industria». Hay formas y formas de consumir cultura.
Plataformas de música en streaming como Spotify o Rdio acercan la música en alta calidad al consumidor final de forma legal e incluso sin conexión a internet, frenan el consumo de musica no remunerado y, intermediarios (cada vez más innecesarios) y artistas, aunque en cantidades en muchas ocasiones ridículas, empiezan a ganar dinero por cada tema que tienen en dicha plataforma.
En cuanto a las ganancias que tiene quien esta al lado del artista y este mismo, surgen 2 problemas básicos. El primero de estos es no entender que siempre, excepto bisbalines varios, los artístas han vivido de los directos, de demostrar si son alguien delante de un publico, con un par, encima de un escenario. Un buen album con dinero detrás en los estudios que existen a dia de hoy está al alcance de muchos. El segundo reside en las cantidades que se llevan por esto. Se denuncia que ya existe la venta digital y que hacen falta, según Billboard, 64 reproducciones de un mismo tema para igualar el de una venta a 0,99 céntimos..pero..¿acaso no se pueden comprar los temas en Spotify? Hay que respetar el gusto del consumidor y entender que, si alguien ha escuchado en una plataforma 64 veces la misma canción, muy seguramente, acudirá a tu concierto y se gastará lo que valen dos CDs y que, si el público no quiere gastarse 18€ de media en un CD y prefiere escucharte pagando una cuota infima de 10€ mensuales y luego ir a verte a los conciertos, tendrás que salir de tu casa y dejarte la piel en un escenario. El hostelero que trae todos los dias churros y porras, si vende 20 churros y 100 porras, al dia siguiente deja de traer churros. Si tu dejas de vender discos, tendras que hacer 200 conciertos.
Me diréis, con razón, que esto es lo que les ocurre a los que tienen la suerte de poder grabar un álbum. Cierto. Que los precios de alquiler de un local para tocar son altos si eres joven y te afecta la crisis. Cierto. Que ahora no hay quien se gane la vida con la música. Falso.
Competencia ha existido siempre, y ahora, por suerte, existe una competencia brutal, que da lugar, casi siempre, a que triunfen los mejores. Hay competencia y triunfa Steve Jobs, triunfa Apple y no Android, Spotify y no Grooveshark, que por otra parte es un servicio de pésima calidad y que apenas contribuye económicamente en nada a la música. Y triunfan las buenas bandas, los buenos medios de comunicación, la buena gente.
Spotify tiene muchas cosas buenas y alguna que otra mala, como el romanticismo que se pierde al no comprar un vinilo (aunque las cifras de ventas de vinilo suben), con el gigante es cierto que parece que los Queens Of The Stone Age están en la habitación contigua y que la voz del gran Joshua Homme se mete en tu cabeza. Eso es más complicado con una pantalla de ordenador delante, no cabe duda, pero yo ya apenas si valoro lo que suponía ir a la tienda a rebuscar entre discos, y aprecio más la inmediatez que me ofrecen estos servicios de streaming, o el mismo youtube, la red social de video que recientemente se ha dado un buen lavado de cara para dar un salto de calidad.
Spotify no es la panacéa, especialmente como fuente de ingresos para los artistas (aunque ya ha pagado más de 100 millones de € a las discográficas), pero los servicios de cultura en streaming quizás si lo sean como fuente de conocimiento para el gran público. De esa cultura debería beneficiarse el país, la cultura debería ser siempre lo primero, pero eso ya es política, no quiero política. Los mismos videoclubs online, el último de reciente creación, el integramente español Youzee ofrece miles de titulos en HD en tu ordenador por una cuota de unos 7€/mes, para disfrutar cualquier dia del año, a cualquier hora y en cualquier momento siempre que dispongas de una conexión a internet. Es justo.
Vetusta Morla, mientras escribo estas letras, esta llenando La Riviera madrileña 5 fechas casi consecutivas. Una banda nacida en la era de la comunicación, de la inmediatez, y que sería practicamente desconocida si no fuera por las descargas de su disco. Preguntadles si no están contentos por lo que están ingresando con esos conciertos, preguntadles a este y a otros tantos grupos españoles e internacionales, que dentro de un par de días aparecerán por nuestras listas de lo mejor del año, donde estarían sin estas nuevas plataformas de comunicación.
Si te niegas a los adelantos, estás perdido. No quiere decir que tengamos que aceptarlo todo, pero hay quien se dedica a intentar mejorar el mundo. La vida es cambio y el cambio evolución, la música es el lenguaje universal y no debemos estar temerosos, no la mataremos nunca.