EL ELEFANTE ESTÁ BORRACHO | por Dani García
¿Os acordáis cuando Dumbo se la pilló doblada? “Picos” de surrealismo semanales
Alguno/a debe estar ya hasta las pelotas/ovarios de la verborrea existencialista que despide el aliento a vino de Dumbo, así que para esta semana planteo una adivinanza: ¿En qué concierto de los dos que voy a hacer la crónica he estado en la noche del miércoles 26 de Octubre en Madrid?:
Coldplay – Plaza de Toros de Las Ventas
No había suficiente oferta nocturna en Madrid hoy miércoles que he elegido vender mi alma al diablo. Últimamente estoy en esas labores de practicidad, tirar por lo que me da de comer, y os lo dice “The Indignator” en persona. Sí, podría vender a mi madre, por eso acepto unas entradas VIP para ver a esta panda de peleles que tiene por nombre Coldplay. Podría haberme ido al fútbol con una preciosa chica que me invitaba a ver al Real Madrid para aborregar mi masa encefálica, podría haberme ido a no parar de bailar con Kakkmaddafakka, que tras la entrevista de esta mañana en Hoy Empieza Todo de Radio 3 me han convencido que hacen un show más que música, y encima a cinco minutos andando de mi casa, podría haberme relajado con la vorágine de trabajo que llevo en alguna sala de jazz (el Populart, el Central, Bogui…), podría haberme ido a la Fundación Juan Marx a disfrutar un concierto de música clásica soviética en esa vena exploratoria que me ha dado con RNE Clásica casi todo el día (o es que me estoy haciendo mayor). Pero no, decido chuparla.
“Niña, ¿por qué no te has quedado en casa leyendo un libro?” Te tenías que haber quedado tú, gilipollas, me repito a mi mismo. Por algo lo llaman a Las Ventas un recinto de asesinatos, el asesinato de la música, una crematorio cultural. La sangre se huele al entrar. La chupé hace tres millones de años viniendo a un concierto de El Canto del Loco (sí, joder, soy un VIP y tengo que ir a esas cosas), la chupé presenciando el despliegue hortera de Brandon Flowers en uno de esos festivales de acné de la burbuja festivalera (¿Pepeworld?). Las vacas hacen “muuuu” con Viva la Vida, las ovejas hacen “beeee” con El Ritmo de la Noche, los cerdos hacen “oink, oink” con Fix You. Manta de coros de quinceañeras Jonas Brothers recitando de carrerilla, faltas de ortografía al concepto de música, parejas en la retahíla de una canción que se vuelven a querer por cinco minutos.
Y como todo entra por los ojos, espectáculo visual, Youtube de testigo, la masa en el bolsillo. Adiós muy buenas, Coldplay conciertazo y mañana Matías Prats te lo deja masticadito al estilo “tu banco y cada día el de más gente”. No he dado un solo argumento sólido de por qué no me gusta Coldplay, pero eso Dumbo lo contará en otra borrachera porque ha prometido poca verborrea existencialista. Hablemos del mineralismo, cojones ya.
Mogwai – Sala San Miguel del Palacio de Vistalegre
Tejedores de sonido. La épica ha desaparecido como elemento cargante al paso de los años de Mogwai. Lo dejó claro su último disco, Hardcore Will Never Die, But You Will, que están más pendientes de continuar sus bases, tarea que ejecutan mejor que nadie, y añadir títulos humorísticos aquí y allá: la propia denominación de la grabación, You’re Lionel Ritchie, Letters To The Metro, algo que siempre tuvieron, I’m Jim Morrison, I’m Dead, Hunted By A Freak… Orfebres de sonido.
Guitarras pesadas, sonido de sangrado especial, tocan los extremos sónicos, saben donde ponen los pies en cada terreno. ¿Podríamos pedirles alguna innovación? No. Primero hacen bien lo que hacen y no es repetitivo, solo la belleza de la ejecución es para dejarse caer la baba hasta deshidratarse; segundo, pueden hacerlo por talento, ¿qué han perdido el drama? El afán exploratorio y la falta de misterio se pierden cuando utilizas bastón, no es una enfermedad para Mogwai sino otro paso natural, la experiencia es un grado y apuesto un concierto de Alejandro Sanz (con cagada tuitera incluida) que dejo a los cinco sordos con un politono de David Bisbal y facturan con una precisión milimétrica. Lo que se llama conocimiento de la música, sintetizando. Artesanos de sonido.
Por si no queda clara la solución: este banco está ocupado por un padre y por un hijo, el padre se llama Juan y el hijo ya te lo he dicho.