Motivos por los que amo a Diablo Cody. Porque sin necesitarlo y por simple curiosidad trabajó en un servicio sexual telefónico. Porque tras debutar con Juno -con la que ganó un Oscar- dijo que eso de escribir para el cine no era tan complicado como lo pintaban. Porque a pesar de todo da renombre a esa profesión (la de guionista) tan vilipendiada. Porque tras el fracaso de la maravillosa serie United States of Tara, que producía Steven Spielberg, ha firmado el guión de la comedia más amarga que se haya visto en años, Young Adult. ¿Madurar y superar las adversidades? Lo mejor es que todos se vayan a la mierda. Eso parece decirnos la escritora en su última colaboración con Reitman. Y a mí me parece genial.
Con los primeros compases de The Concept repitiéndose una y otra vez en el cassette recopilatorio de grandes éxitos adolescentes, la escritora Mavis Gary (el alter ego de Diablo Cody con cara de Charlize Theron) regresa a su pueblo natal para reconquistar a su novio del instituto. Alcohólica, borde, sola y frustrada (han cancelado la serie de libros en la que trabajaba) son cuatro características que nunca atribuiríamos a Theron, pero entonces llega Cody y consigue que la actriz sudafricana pasee su gesto más rancio por todas y cada una de las escenas que pueblan la película.
Esta oscura comedia, de la que no aprenderéis nada, guarda su mayor virtud dentro de su mayor defecto. Diablo Cody y Jason Reitman han moldeado un filme que rompe literalmente con todas las reglas básicas del cine de Hollywood, no hay clímax, ni evolución en el personaje, ni ningún mensaje positivo que sacar. El agrio sabor de la depresión inunda el personaje sin remedio. Hasta ahí la virtud, la carencia llega cuando el fondo perverso de la narración deja de ser suficiente. El cine necesita conflictos.
Películas como Lost in Translation, donde aparentemente no pasa nada o la mismísima Juno, donde apenas se atisba un sórdido toque final en el personaje de Jason Bateman, son filmes que sobreviven por su lirismo o su encanto. Young Adult no tiene ningún tipo de encanto, todo lo contrario, es desagradable y a parte de los fans de personajes tristes y autodestructivos (donde, por supuesto, me incluyo) esta película será difícil de digerir para el público en general. Ojalá me equivoque.
Lo que sí gustará es la gracia con la que está rodada por el niño mimado del cine indie americano, un tal Jason Reitman, que por cierto deja claro con este filme que tiene dos personalidades como director, cuando trabaja sobre su guión y cuando no. Al contrario que en Up in the air rueda sin muchos efectismos y nos muestra un collage de personajes donde reina una protagonista cruel, tan cínica e inmadura que te producirá una terrible vergüenza ajena.
Ver a Charlize Theron levantarse de resaca y beber Cocacola de una botella de dos litros a morro haciendo unos encantadores sonidos guturales es una gozada.Patrick Wilson como ex novio felizmente casado y Patton Oswalt como freak, admirador secreto e inesperado aliado de la protagonista completan el reparto con nota. Sobre todo el segundo, un personaje que tiene una destilería de whisky ilegal en su garaje no puede ser malo.
[7]
por Pedro Moral