Suiza, ese país en el que el ciudadano tiene importancia real, aprobó la pasada semana una modificación constitucional en la que la Música se convierte en un derecho constitucional de primer nivel. El país noticia en los últimos meses por la admiración que despierta a Luis Bárcenas apuesta, gracias a una iniciativa popular, por reforzar la educación musical de los jóvenes, convirtiéndose en una materia tan importante para los alumnos como Matemáticas o Lengua. Igual que aquí.
En España la Música es tan importante como el recreo y se encuentra en un nivel más bajo que la Religión. Uno de los países con más riqueza cultural de Europa ha visto cómo leyes de educación de uno y otro partido político han lastrando por completo una enseñanza en la que la asignatura que ahora se aclama en Suiza ha pasado a ser un chiste. Como ya expliqué por aquí, el sistema educativo del estado tiene esa capacidad para convertir cualquier materia interesante en el BOE, incluida la propia Música, que únicamente tiene páginas para los compositores clásicos y el género antiguo. Interesante para un chico de 12 años.
El joven que tenga gusto por estudiar la música sabe que será un proscrito, un outsider en un mundo en el que se premia los números, el dinero y la política. Un suicido a su futuro en toda regla. No habrá problema, esa juventud tiene que aficionarse a escuchar música con una oferta cultural en la que se premia la radiofórmula y el artista que ejerce de juez en la televisión mientras la industria musical nacional se arrastra para editar un nuevo álbum, un país que ve que los universitarios conocen más a Melendi que a Chuck Berry. ¿Quién va a interesarse por cuatro hombres que cambiaron el mundo con instrumentos hace 40 años? La música está tan vilipendiada que es complicado que vuelva a lograr cambios sociales. Cuando vivimos una de las épocas más gloriosas de la música popular en nuestro país, tenemos también que ver como es vapuleada en favor de otras ramas tan importantes en la vida del capitalismo. ¿Es culpa del alumno o del sistema que le recompensa por vivir en la ignorancia cultural? Sigamos con esta pregunta mientras Suiza avanza hacia una sociedad más inteligente.