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Home OPINIÓN DEL PEOR AL MEJOR Los discos de The Black Keys: del peor al mejor

Los discos de The Black Keys: del peor al mejor

Los pequeños matices son los que han transformado a este grupo de dúo de carretera a banda de altos vuelos.

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The Black Keys.

Ya no me acuerdo de cuál debió ser el último grupo que recogía la esencia de la música negra, el blues más puro, que llegó a la primera fila de la popularidad mundial. Una especie de historia de película llevó a Dan Auerbach y a Patrick Carney pasar de ser unos jardineros en Akron a ser cabeza de cartel en el Coachella y hacer giras internacionales. Algunos piensan que es debido al vídeo de ‘Lonely Boy, otros a su impecable imagen de grupo, otros a un cambio en la moda… Pero todo el mundo que conozca algo a The Black Keys sabe que a pesar de no haber estado siempre en boca de todos, llevan mucho tiempo siendo respetados.

Puede que sus conciertos en España no pudieran hacerse en las salas más grandes, y ahora sean en el Palacio de los Deportes, pero eso no quiere decir que nadie los conociera. Tenían el respeto del público pero todavía les faltaba conquistar su atención. Lo más interesante de la discografía de The Black Keys es relativo. Como siempre. Pero mi intención al tratar la discografía de los americanos es centrarme en su aportación a la música. Los pequeños matices son los que han transformado a este grupo de dúo de carretera a banda de altos vuelos.

7. ‘The Big Come Up’ (Alive, 2002)

El álbum debut de The Black Keys contiene sus guitarras fuzzeras y sus baterías clásicas pero no lo elegiría nadie para hacer una muestra representativa de la banda. La calidad de la grabación ya de por sí es lo-fi puro, además de que falta toda la renovación y la sangre nueva que vertieron sobre el blues en años posteriores. Se aprecian los riffs inspirados que aún no están perfeccionados de Dan en temas como ‘Heavy Soul’ o ‘Countdown’, pero falta intensidad con sentido en las baterías que parecen desinfladas durante todo el largo.

6. ‘Thickfreakness’ (Fat Possum, 2003)

En un caso muy parecido al anterior se encuentra ‘Thickfreakness’. Aunque parezca que todo anda un poco más ligero y las guitarras tienen un papel mayor que el de aplicarle a todo un carácter vintage, propia de las producciones más caseras, las intenciones siguen sin ser las que hicieron de The Black Keys el grupo que llegaría a la fama en todo el mundo. El buen hacer de las composiciones que siguen sonando con su característica crudeza inicial, que los hace tan especiales, se nota cada vez más y van haciendo algo clásico que gradualmente se actualiza.

5. ‘Attack And Release’ (Nonesuch/V2, 2008)

Después de marcar ya el comienzo del sonido renovado que aportaba algo al blues más añejo con ‘Rubber Factory’ y ‘Magic Potion’, el dúo mejoró su forma de venderse al público y continuó desarrollando el sonido y el carácter del dúo. Dan y Patrick ya estaban poniendo la vista en formar una banda completa puesto que los arreglos de las canciones ya incluían órganos, pianos, coros, bajo y otras guitarras. No desmerece este largo de los otros, pero supone un paso intermedio entre los cuatro primeros trabajos y los dos últimos, comedido en los aportes instrumentales nuevos, sin despegarse ni un momento de su alma negra pero sonando por fin a algo actual.

4. ‘Magic Potion’ (Nonesuch, 2006)

Tras el salto que supuso sacar ‘Rubber Factory’ a la luz, llegó la inspiración para The Black Keys. Los temas de ‘Magic Potion’, el siguiente disco, son grandes hits que representan perfectamente la tenue línea que existe entre el revival y la música con raíces en el pasado tan característica de los de Akron: ‘Just Got To Be’, ‘Your Touch’ o ‘You’re the One’, los tres cortes con los que empieza el largo son un buen ejemplo. Los aportes de la banda ya se hacían cada vez más reconocibles, abandonaban su faceta más cruda y ruidosa en pos de conseguir el ritmo y el soul que tan bien han sabido desarrollar.

3. ‘El Camino’ (Nonesuch, 2011)

Dentro de lo que han significado The Black Keys para la música, El Camino ha tenido el mérito de aupar un grupo de un estilo realmente minoritario a la fama. Además de reunir canciones de la talla de ‘Lonely Boy’, ‘Sister’, ‘Nova Baby’ o ‘Mind Eraser’, que son geniales, el largo ha continuado el legado magnífico de ‘Brothers’ sin perder el norte. La fama de The Black Keys se la ha entregado su trabajo y su capacidad para mantener su alma auténtica que les preserva el respeto de los que les conocían anteriormente. Todo ello mezclado con la calidad a la hora de adaptar la música de raíces a los tiempos modernos son el cóctel definitivo del éxito.

2. ‘Rubber Factory’ (Fat Possum, 2004)

‘El Camino’ les entregó al dúo las llaves de un paraíso que ya se ganaron con ‘Brothers’, sin embargo las aportaciones musicales del grupo también tuvieron otros puntos álgidos. ‘Rubber Factory’ es único. Blues de medio tiempo mezclado con una aureola vintage irresistible y una calidad de grabación baja que existen a la vez en proporciones perfectas para hipnotizar y tener claro que The Black Keys son los herederos del blues del siglo XXI. La habilidad de recuperar los relatos de bar de carretera y los ojos rabiosos de un juez moral de ‘Stack Shot Billie’ que relata la muerte de Billie Lyons a manos de Stack Lee recordando al más genuino y primigenio Dylan cantando la muerte de Hattie Carrol a manos de William Zanzinger deja sin habla. O la adictiva actitud ruidosa de ‘When The Lights Go Out’ o el swing que tiene ‘The Lenghts’, que salpicaría posteriormente toda su discografía. Rubber Factory supone un fuerte puñetazo encima de la mesa allá por 2004, cuando los Black Keys que ahora se conocen ni siquiera existían.

1. ‘Brothers’ (Nonesuch, 2010)

En 2010 las teclas de negro tocaron el cielo y se hicieron por primera vez realmente famosos. Puede que ‘Tighten Up’ fuera el verdadero pistoletazo de salida para la fama mundial de los de Ohio, que por fin decidían hacer una parte de sus conciertos con una banda entera sobre el escenario. A diferencia de lo que pueda parecer la esencia no se perdió ni un ápice, al contrario. Al ser la personalidad del grupo trabajada durante tantos años podrían haberle añadido veinte músicos sin miedo a equivocarse, porque ya tenían el carácter metido en los huesos.

A pesar de que algunos tilden a Dan Auerbach de redneck, estamos hablando de un músico que cuida tanto su sonido que tiene dos carros de dispositivos para los efectos de la guitarra y un vídeo de media hora de explicación del equipo que lleva para los directos. ‘Howlin’ For You’ representa al sonido renovado, ‘Everlasting Light’ el soul, ‘Unknown Brother’ es la balada perfecta de la banda, pero todos los cortes juntos poseen una solidez en las que prevalece el carácter de los dos de Akron. Sólo con verdadero trabajo y calidad se puede pasar a lo más alto. De ser jardineros a músicos que llenan estadios.