Foto principal de Dani Cantó para Primavera Sound. Resto de fotos de HABLATUMÚSICA.
Enciendo la televisión y dicen que Caetano Veloso busca nuevo público en los escenarios del Primavera Sound. Aún no se ha entendido nada. La música como moda, un festival como el barcelonés aún debe caer para la mayoría como una concentración de gente moderna en busca de ritmos alejados para las multitudes. 14 años haciendo de la música el tema más importante para una ciudad que bailó entre disturbios y reivindicaciones a varios kilómetros, en Can Vies, quizá el último lugar para la esperanza de una ciudad cada vez más masiva.
La organización del Primavera Sound se enfrentaba al más difícil todavía. El listón se pone tan alto que las complicaciones para llegar hasta él son patentes. 2013 fue el del #BestFestivalEver, en el que todo lo que merecía la pena en el mundo de la música tenía su hueco en algún escenario. Y pese a ello 2014 no quedó atrás gracias a una programación compensada, cuidada y con algún que otro riesgo en forma de artistas que muchos ven antediluvianos.
Jueves 29. La gran noche
El jueves constituyó como el día de los pesos pesados, quizá porque el nombre Arcade Fire estaba escrito a fuego. Es cierto que se saben grandes, que cada uno de sus shows en cualquier ciudad del mundo acaba convirtiéndose en noticia, que ya está todo dicho sobre sus conciertos: canciones, indumentarias, juegos de luces, decoración, intervenciones… todo eso ya se sabe. Pero sigue sorprendiendo. Durante casi dos horas, los de Win Butler saquearon todo el aliento que quedaba a sus espectadores a base de personalidad, frenetismo interpretativo y la siempre épica añadida a sus canciones. Cualquier festival dejaría en las sombras al resto de bandas si contase con Arcade Fire en su cabeza, no uno que tiene entre los nombres de la jornada a St. Vincent o Queens of The Stone Age.
[TS-VCSC-Spacer height=»10″] La primera se mostró enigmática, con un aura de rareza no forzada fraguada a base de la experimentación pop de cinco álbumes. Su pelo eléctrico, el acolchado disfraz, la belleza serena de su rostro contrastada con los robóticos movimientos y la forma de tocar la guitarra, entre comedida y virtuosa, hicieron del directo uno de los grandes momentos del festival. De los de Josh Homme poco queda por decir. Alex Turner debe ensayar cada día con vídeos del californiano rojo como el diablo. Si hay una banda de rock en este planeta con actitud y genialidad, esos son los de ‘… Like Clockwork’ (Matador, 2013). Fueron a por todas con un set cargado de balas teledirigidas. Imposible fallar. Una hora y veinte minutos a base de ‘No One Knows’, ‘In My Head’ o ‘Feel Good Hit of the Summer’ que sirvió para despertar al público, hasta ese momento aún por despertar.
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Viernes 30. En la cabeza de The National
La noche siguiente estaba marcada para convertir a todos esos no creyentes en The National. Matt Berninger se asemeja al Michael Douglas de ‘Un día de furia’. Las gafas, la percha vestida a base de traje, un funcionario que por las noches se sube a un karaoke y explota sus sentimientos. Ese karaoke era el escenario Sony y los pacientes que esperan su turno eran los miles que no dejan de sorprenderse con cada golpe de micrófono que ofrece Berninger en su cabeza. Los gritos de cantante hardcore, los 100 metros de cableado, la velocidad y la conexión bruta del líder de la formación de Brooklyn taparon los grandes momentos con la subida al escenario de Justin Vernon –Bon Iver– o Hamilton Leithauser –The Walkmen-. [TS-VCSC-Spacer height=»10″]
No fue la única propuesta grande de una jornada en la que Pixies se mostraron descafeinados y mayores. Muy mayores. Caetano Veloso parecía salido de la facultad en comparación con el mal trote de Black Francis. Los que sí respondieron fueron The War On Drugs. Si ‘Lost in the Dream’ (Secretly Canadian, 2014) es un gran álbum, los de Adam Granduciel consiguieron elevarlo en directo pese a un retraso de 20 minutos. También Haim, que lograron evitar la similitud entre sus canciones con improvisación y ganas. Los que fallaron de forma estrepitosa fueron Los Planetas y su concierto sorpresa. Problemas en un equipo de sonido preparado para unos pocos espectadores. Sí tuvieron premio Jagwar Ma; se presentaron y arrasaron. Baile, árboles entre el público y un álbum que terminó por subir a los altares fueron las armas.
Sábado 31. Ty Segall & Caetano Veloso: juventud eterna
La última jornada siempre transforma al festival barcelonés. Las caras y las ganas por exprimir todo lo vivido se concentraron en cada esquina del recinto. Desde la pequeña gran actuación de los murcianos Perro, que ven recompensada su brillante forma de ver la música, a la comunión ácida de unos Cut Copy que siguen superándose. Destacaron unos Foals en estado de gracia que quizá merecieron algo más que 60 minutos para demostrar que merecen más. Antes apareció Ty Segall. El de San Francisco descargó todo sobre el escenario para acabar bajo él, desapareciendo sobre la marea de gente tras navegar sobre ella. Ni un momento para el respiro. Ni un segundo para comprobar dolores. Las canciones caían como relámpagos para convertir su actuación en uno de los grandes momentos del festival.
Entre todos los nombres estaba Caetano Veloso. Más de 70 años sobre sus suelas. Casi cinco décadas dedicado a vestir de tropical su guitarra. Reconocimiento mundial a una carrera intachable. Y su concierto fue como si todo eso no bastase. Como si aquello fuera un regalo, una nueva cima alcanzada. La voz más cuidada de la edición demostró que la edad no es más que un lastre para el que no sabe mirar y que su actuación no era la sorpresa que muchos adivinaron cuando leyeron por primera vez su nombre en esta edición.
Entre los sonidos de ‘Free Your Mind’ (Modular, 2013) pusimos fin a una edición rodeada de una afluencia de 190.000 personas que queda aún por cerrarse en Madrid y saldar cuentas con Darkside, Standstill y Oso Leone y que se presenta impresionante.