El twerking lo inventó Elvis Presley y Nicki Minaj lo convirtió en parque temático. El negocio de la Música sigue su autodestrucción cargante, globalizada y decadente en la ya conocida como Era Miley Cyrus. Un sinsentido impera en todo esto, donde el espectáculo, el juego de luces, el vestido de Dior, la teta al aire o un culo propio de Godzilla es más importante que la canción.

Decía Desmond Morris en ‘El mono desnudo’ que el humano dejó de ser primate cuando empezó a follar por delante. Se acabó aquello de andar a cuatro patas y copular por simple descendencia. Se puso de moda mirarse a los ojos y quererse mucho; llegaba la monogamia y el sexo por placer. Todo aquello vino en pack con nuevos atributos. A la mujer le crecieron los pechos y perdió importancia el culo, factor determinante hasta entonces para buscar tema. Cuestión de evolución.

O no. Tras el huracán de tácticas de mercado que ha sido en el último año Miley Cyrus, se avecina la tormenta de Nicki Minaj. La rapera ha decidido que debe exponer su culo como marca que defina su música. «Oh my gosh, look at her butt» (oh Dios mío, mira su culo) recita sin parar en ‘Anaconda’, un tema que no ha conocido el éxito hasta que lo ha vestido con un vídeo en el que los carrillos son protagonistas. Volvemos a la era del culo.

Puede que esta sociedad alcanzara su último gran pico allá por los ‘90. Aunque aquella década no dejó más que a Kurt Cobain y al Windows 95, bajo la perspectiva de Morris tuvimos la cúspide de la evolución humana gracias a Pamela Anderson, Los Vigilantes de la Playa y miles de cirujanos comprando su primer yate. Una fiesta.

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Muy de los ‘90 era MTV, que pasó en 2010 del videoclip y la Música. YouTube y amigos decidieron que el canal estadounidense no tenía sentido en el siglo XXI. Abrazó, eso sí, el reality como medio de expresión y caña de pescar share. No abandonó las galas, los premios y los cantantes sobre un escenario dispuestos a todo para conseguir esa audiencia que se le pone cara de la caricaturizada en ‘Network’ (Sidney Lumet, 1976).

Lo que hace años era la teta de la Jackson en la Super Bowl, la MTV lo ha convertido en tema de posaderas. La cadena debe tirar cada año de una polémica para hacer rentable lo que queda de negocio y, si en 2013 tuvimos a Miley Cyrus, este año ha sido Nicki Minaj enseñando trasero en lo que podemos considerar el primer atisbo de involución. Quizá en 2015 la gala se presente a cuatro patas.