- COLUMBIA (2012)
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6,5
- por Luis Fernández
Si hay alguien que sabe cómo tiene que hacer las cosas en el crudo negocio musical ese es Miles Kane. Hoy vamos a presentar su nuevo trabajo, un pequeño Ep con 4 temas que quizá se convierta en el preludio de una carrera imparable hacia los grandes festivales de verano.
La historia de Miles comenzó hace muy poco, en 2004, cuando entró como guitarrista a una pequeña banda llamada Little Flames, con cercanas influencias de gente como The Coral o The Zutons, pero con un público excepcional: Artic Monkeys siempre estaban en las primeras filas de sus conciertos, aguardando ansiosos a que la voz de Eva Petersen despegara. Así, con unos padrinos tan suculentos, Miles Kane se acabó convirtiendo en un nombre propio el año pasado, cuando lanzó su primer disco en solitario Colour of The Trap.
Este largo bebía de las referencias más cercanas y vivas: todo el legado que dejaron en 1979 grupos como Small Faces, Talking Heads o The Smiths en grupos como Stone Roses o Inspiral Carpets. Un disco genial que contenía un discurso claro y coherente, y que daba a su autor una madurez anormal en una persona tan joven. Cortes como Come Closer o Rearrange tienen un gusto soberbio: sencillos y claros, pero con una personalidad arrolladora, inmutable.
Sin embargo, hoy tenemos que afrontar el nuevo trabajo de Miles Kane, un pequeño regalo que contiene un avance del que será su nuevo disco, y que no dejará indiferente a nadie.
First of My Kind comienza salvaje, inmenso: la primera canción, y que da nombre al trabajo, se abalanza sobre ti con una fuerza animal, que ya adelanta hasta donde está Miles Kane dispuesto a llegar: aquí siguen presentes los elementos post-punk que siempre defendió, pero también hay un mayor desarrollo en el sonido y las dinámicas, acercándose por momentos a grupos como The Temptations. Un corte inmenso que crece con cada escucha y que nos deja convulsionando, tambaleando, y con las trompetas suplicando que despertemos y volvamos a mover los pies. Un comienzo inmejorable que viene seguido de Night Runner, una canción más cruda y fría que la anterior, pero con unos arreglos deliciosos que le dan a la canción un gusto magnífico, aunque en muchas ocasiones pueda resultar algo pesada y aburrida, al acercarse demasiado a estilos que ya están algo manidos.
Y ya, en la Cara B del Ep, podemos escuchar Looking Out My Window, de Tom Jones, y que Miles Kane versiona sin complejos para llegar a actualizarlo. Un gesto que demuestra el gusto del joven autor sobre los grandes del Soul, y que renueva su sonido para desligarse de la carga post-punk revival (qué gracia de nombre, ¿no?) con la que siempre se le ha tachado.
Y por último una versión vacía de Colour of The Trap (de su primer largo) a la que Miles Kane se enfrenta con solo la guitarra y su voz. Una canción sin demasiada gracia (los la-la-la´s resultan ya repulsivos), pero que sirve para demostrar a la gente que Miles Kane sigue y seguirá aquí, y que pese a que nos guste o no, seguirá haciéndose grande.