Tras seis años en silencio discográfico ya podemos escuchar ‘Morning Phase‘ (Capitol, 2014), el regreso de Beck a la escena. El músico californiano nos devuelve el espíritu compositivo más calmado que ya demostró en ‘Sea Change‘ (Geffen, 2002). Aprovechamos la publicación de uno de los álbumes más esperados de 2014 para repasar los cinco mejores discos que el de Los Ángeles ha editado en una carrera que ya pasa los 20 años.
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5. Mellow Gold (DGC, 1994)
Olvida la que posiblemente sea la peor portada de un álbum en los noventa. Beck da el salto a la Champions con su tercer trabajo y tiene un arma: ‘Loser’. El grunge ha muerto con el disparo de Kurt Cobain y el californiano se presenta con un disco en el que el pop acompaña a fraseos rapeados, el anti-folk, la baja fidelidad y canciones como ‘Fuckin With My Head (Moutain Dew Rock)’ se pegan a la cabeza. Beck está preparando ‘Odelay’ (DGC, 1996) y aquí se ve reflejado.
4. Sea Change (Geffen, 2002)
Con el corazón hecho añicos, Beck nos regala un nuevo cambio en su estilo. Si del desenfreno de ‘Odelay’ (DGC, 1996) pasa a la contención de ‘Mutations’ (DGC, 1998) y de ahí a la locura funk y absurda de ‘Midnight Vultures’ (DGC, 1999), aquí vemos al californiano acompañado de cuerdas, melancolía y un Beck que abraza a los crooners más reflexivos y acústicos.
3. Mutations (Geffen, 1998)
¿Cómo responder al éxito que supuso en su momento ‘Odelay’ (Geffen, 1996)? Lejos de encaminar su carrera a lo que todos esperaban, Beck apuesta dos años más tarde por un álbum escandalosamente pop y calmado. No puede esconder sin embargo sus ansias por transformar géneros. Entre el country, el pop barroco influenciado por The Kinks en ‘We Live Again’ o ‘Dead Melodies’ y hasta la bossa nova de ‘Tropicalia’. Todo bajo la dirección de Nigel Godrich.
2. Modern Guilt (DGC, 2008)
Su último álbum antes de llegar el recién estrenado ‘Morning Phase’ (Capitol, 2014). El álbum psicodélico de Beck destaca por la clase y estilo que consigue imprimir en un álbum co-producido por un Danger Mouse que editó ese mismo año el segundo trabajo de Gnarls Barkley. La influencia de ritmos se deja ver en este ‘Modern Guilt’, un trabajo completo que le acerca a su mejor estado compositivo.
1. Odelay (DGC, 1996)
Intenta borrar de tu cabeza el riff inicial de ‘Devils Haircut’. La creatividad de Beck explota en este quinto trabajo en el que los géneros que atrapa son ilimitados. Del country al blues pasando por el rock fronterizo o el hip hop. El álbum destaca por unir un puzzle descabezado de influencias en un álbum donde encaja todo de forma perfecta. Pese al riesgo que corrió el californiano por apostar por un álbum tan atípico, el paso del tiempo no ha hecho otra cosa que mejorar a ‘Odelay’, el álbum que convirtió a Beck en uno de los grandes músicos de los últimos 20 años.
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Midnite Vultures es mucho mejor que Modern Guilt en mi opinión.