¿Electro Latino? Por favor, la tortura ya ha durado suficiente. Si no has acabado asfixiado tras la incesante persecución de Tadeo Jones y la bazofia anti-musical del Te Voy A Esperar de nuestro acusado, Ju.. Jua… Juan Magán (disculpad mis arcadas), entonces has tenido la suerte de alejarte de este pozo de inmundicia… pero llegará tu turno, porque están conquistándonos a golpe de porquería “musical”. Primero sufrimos el reggaeton y ahora tenemos que vivir bajo la opulencia de su hijo bastardo. Y lo peor es que cada vez los tenemos más cerca; ya no vienen de Cuba o de Costa Rica, vienen de Barcelona y, como borregos obnubilados entre drogas y alcohol, el público les recibe con los brazos abiertos. ¿Qué público? Pues ya os imagináis el percal.
Solo con esta demostración sobran las palabras con las que desahogar mi frustración ante este esperpento:
Pero si necesitáis más pruebas o simplemente queréis acompañarme durante mi brote psicótico, seguidme.
Ha elevado el uso del con razón difamado Auto-Tune hacia un nuevo estrato. El barcelonés de acento puertorriqueño por dios sabrá que razón no usa el artificial complemento en su voz, Auto-Tune usa su voz. Los chorros de voz robotizada acaban por destrozar la cordura de cualquiera que disfrute de la música, la de verdad, porque seamos honestos, si te gusta esto no entiendes ni disfrutas la música auténtica. ¿O acaso sus seguidores discuten sobre la calidad estrictamente musical de Mariah o Tu Y Yo? No, ellos bailarán arrimándose lo máximo posible, si tienen suerte echarán un polvo y cuando les preguntes qué han escuchado y por qué es bueno, seguramente tengas que ayudarles a recoger la baba que se derrama a borbotones por sus comisuras.
Si fuera de España tienen a Pitbull, -y desgraciadamente dentro también-, aquí Magán trata de asentar su reinado de terror del mismo modo. En Cuba prohíben el reggaeton (será una medida controvertida, pero si hay que censurar algo, por favor, que sea eso) y aquí se ensalza años más tarde, cuando ya al resto del mundo le importa una soberana mierda. Volvemos a vernos acosados por las letras ofensivamente mal escritas sobre sexo y… ya, sexo y además del malo, del machista, del bravucón altanero que cree conocer cada recoveco del cuerpo femenino y se jacta de sus conquistas. Felicidades Juan, eres todo un casanova, ojalá hicieras música tan bien como ligas. Y esto cuando las letras son coherentes y no se limita a balbuceos y berridos de fondo sin vínculo alguno. Sin ton ni son, a cuento de nada y sin motivo alguno escuchas “… el orfanato” y se acaba la canción. Bravo. Mil veces bravo. Las próximas navidades te regalo un libro de rimas.
Y lo peor es que para iniciar esta andadura rebanadora de cabezas no pensantes, tengo que cerrar los ojos, taparme la nariz y escuchar cada una de las flatulencias sonoras que este hombre hace llamar canciones. Pero me alegro, de hecho es lo mejor que podría hacer, porque si escribo esto quiero estar indignado y furioso de verdad. Y lo estoy, os juro que lo estoy.