No importa más el continente que el contenido. El marketing ha acabado con la integridad del espíritu. La publicidad y el comercio abusivo, si quieren existir, que permanezcan en su lugar; el arte es un valor en sí mismo y su promoción siempre ha de verse supeditada por la creación. Magnates sedientos de capital y ambiciosos por viciosa naturaleza que trafican con un concepto de arte que ellos ni entienden ni respetan. Y lo que me revuelve aún más las entrañas, artistas que se dejan mecer por esta oscurantista maraña.
PROVOCACIÓN BARATA
Si no has visto todavía el videoclip de ‘Can’t Remember to Forget You’ de Shakira y Rihanna, no lo veas, no merece la pena malgastar tu tiempo sólo para contextualizar este artículo. Corre, lee otros. Si lo has visto, mis más sinceras condolencias porque las dos divas del pop han tenido una idea (o la han tenido por ellas): ¿para qué perder el tiempo haciendo una canción decente, si a cualquier basura le podemos meter un vídeo provocativo? La sensualidad más falsa y burda que podrás ver en el tiempo que te queda, ensamblada alrededor de una canción insulsa que no funciona ni como canción del verano.
Publicidad planificada antes de conocer el producto, la nueva tendencia marketiniana. Lo accesorio se vuelve lo esencial, retorciendo el significado de ambas palabras. Emocionar, provocar, desafiar, acciones que han formado parte de la naturaleza del artista desde tiempos inmemoriales, pero siempre centrados en su trabajo. Sus obras eran el origen y el motivo, rodeadas de complementos accesorios que expandían su significado, pero prevalecía el significante. Hasta Madonna tenía una base en la que asentar su puntiaguda delantera. Ya no tiene importancia.
Miley Cyrus actúa: “mira a Hanna Montana, restregándose con todo”. Robin Thicke lanza un videoclip: “joder que buenas están las tías/maldito misógino de mierda”. Shakira y Rihanna se contonean en un vídeo: “Bendito sea Dios, ¿es esto lo que ven nuestros hijos?”. ¿Y la música que acompaña a todo ese despliegue? (Grillos; usa la imaginación).
REACCIÓN DESMESURADA
Han utilizado el mismo truco tantas veces que el ilusionista ya no engaña a su público. Ya no somos crédulos, vamos por delante de ellos y miramos siempre hacia la mano que no hace bailar a las cartas.
No es una moda ni un hecho puntual de esta época el que se abuse de la sexualidad al retratar a las artistas femeninas. Es el único argumento necesario para promocionar a una de estas divas del pop y resulta complicado encontrar que usen otros métodos. Y da igual que artistas como Grimes o Lauren Mayberry de Chvrches lo denuncien; es el status quo. Si su apariencia es atractiva, es comerciable; si sus canciones no son todo lo que deberían ser, videoclip provocativo al canto. Pero, ¿es realmente tan provocativo?
Giros a cámara forzados, símbolos fálicos inequívocos de una manera pueril, intentos de sensualidad tan machacados que o estamos curados de espanto o simplemente sus intentos de calentar al público terminan en un frío invernal. Es triste que toda la creatividad, en un vehículo tan meritorio como el vídeo, se limite al conjunto que llevarán para intentar poner cachondos a aquellos que lo vean.
Poco se está hablando de Shakira y su playback.
es un videoclip… obviamente es playback xD se debería hablar de la mala sincronización del vídeo con la música