- por Carlos Naval
Tal vez eso ya no sea suficiente. Un reciente estudio de YouGov SixthSense desvela que el 54% de los festivaleros británicos no van a ir en 2013 a ningún festival, y lo achacan en parte a las colas y que están abarrotados de gente (37%), a los altos precios (35%) o al clima y las condiciones de los recintos (18%). No es ningún secreto que gran parte de festivales españoles subsisten gracias al público inglés que acude hasta allí. Sólo hay que ver el cartel del FIB Heineken de este año para ver que el objetivo principal es captar la atención de los británicos, aunque también se arrastra a mucha población autóctona con iconos compartidos.
Esto no sólo es un mal augurio para gran parte de los ciclos musicales españoles. De hecho, la preocupación principal debería ser el público español. Aquellos que quieren escuchar a los principales grupos de aquí sólo tienen que pasarse por cualquier festival. No hace falta pagar más de 100 euros si lo que quieres es ver a Lori Meyers, Love of Lesbian, Vetusta Morla, Pony Bravo u otros muchos, puesto que se recorren la geografía de cabo a rabo. Y la migración de este público fue lo que causó, en gran medida, que al FIB 2012 asistieran 40.000 personas menos que en su edición predecesora, tal como analiza Carlos Pérez para la Redacción Atómica.
Es decir, que si la cosa no cambia y sigue los mismos derroteros, un mal augurio puede convertirse en una auténtica catástrofe. Porque 40.000 se dice pronto, pero hay que multiplicarlo en euros. Ciertamente, una retirada a tiempo es una victoria, y sería fácil recoger los trastos y esperar a que mejore la situación económica en España, Europa y el mundo. Pero, si la decisión es seguir adelante, lo más sensato no sería conservar los mismos patrones hasta el infinito y remar contra marea para rescatar un cliente más de Southampton, sino buscar la forma de ganarse también al público español, y de paso potenciar la cultura de aquí. Esa que no se conforma con tener cuatro nombres conocidos y poder escucharlos allá donde vaya. Esa que se siente orgullosa de tener tantos festivales donde escoger en este país, que traen hasta la puerta de casa cada año a referencias internacionales que sería imposible ver en directo de otra manera. El peligro acecha, señores, y hay que dar una respuesta firme, meditada y lógica.