Vuelvo a tener un debut entre mis manos y la emoción es la misma. Ha pasado de un escepticismo deprimente a la esperanza fruto de un empirismo necesario. Ahora espero lo mejor y muchas veces mis anhelos se ven recompensados; así me sucede con Giganto. Este trío digno de decenas de “Discovers” nos brinda en su enérgico primer álbum, ‘Fuego Amigo’ (Holy Cuervo, 2013): una oda instrumental a la locura más contagiosa.
Desde su arranque, las olas de psicosis general se arremolinan unas contra otras. Su inicio en el creciente bajo de ‘Galera’ ve su clímax en los paranoicos riffs de ‘Puñal – Laguna’, llevando la dirección de sus composiciones en un constante galope que no da tregua; hasta que llega la suavidad de ‘Tres Cruces’ en sus influencias del country y su sucesora ‘Isla’, con siete minutos de acechante tranquilidad en la que no debes confiar.
Los ingredientes están claros: una sección rítmica poderosa, de bajos saturados y baterías devastadoras, e inmensas guitarras estratégicamente situadas en capas que demuestran que ser duro e intenso no está reñido con ser inteligente. Lo es y con su producción se acentúa, pero podrían disfrutar de una mejor que no recayera tanto en una compresión enemiga de sus baterías, aquellas que cierran con un golpe furioso en ‘Puño De Dios’ con la misma rabia. Una banda instrumental por elección cuyos temas, aún siendo compatibles con una voz principal, necesitan brillar en su rabioso detallismo.