[dropcap type=»1″]Es[/dropcap] necesario abrazar el compromiso de superar barreras. La vida es demasiado corta para quedarnos en el mismo punto. Jack White sabe bien de eso, lo pone de manifiesto en cada uno de los proyectos musicales que comienza y es siempre un atributo distintivo de su trabajo. Ese es uno de los puntos más destacables de su segundo LP en solitario, ‘Lazaretto’ (Third Man, 2014), y no el único.
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Guitarras desbocadas que no buscan el protagonismo constante pueblan ese álbum. Aunque no sea espectacular, tiene un toque que lo hace único y, en esta época de clones desalmados, eso ya merece aplauso. Logra que el manido género de ‘Just One Drink’, incluso recayendo en un country rock demasiado simplista, reluzca bajo su sello. No le abandona, en los puntos álgidos y en los más bajos.
La naturalidad de este trabajo se apoya en un sonido de directo cuidado -y la mezcla digital seguramente sea peor que la del Ultra LP-, haciendo que grandes temas, como la ferocidad de ‘High Ball Stepper’ o la dulzura de ‘Temporary Ground’, deslumbren a cada nota. El groove de ‘That Black Bat Licorice’ o ‘Lazaretto’ hace que sea un álbum tan profundo como accesible y, siendo consciente de que no es ni de lejos su mejor trabajo -especialmente en letras demasiado flojas-, la genialidad, latente o activa, brilla detrás del compás más mediocre.
[quote_box_center]Third Man Records | 2014[/quote_box_center]