Puede que Los Ultimos Bañistas sean una de las pocas formaciones indies de Cartagena. Aún así, eso no ha supuesto ningún problema para estos cuatro chicos, que presentaron sus credenciales hace unos meses con su homónimo trabajo, Los últimos bañistas. Pero en realidad, Manu, Álvaro, Nando y Dumdaca ya llevaban tiempo mostrando su pop fino por el territorio español. Su historia comenzó a principios de 2009, cuando, como tantas formaciones recién nacidas, realizaron diversos conciertos locales.
Entonces, a mediados de ese mismo año decidieron lanzar su primer maqueta, con ocho temas propios. Ese trabajo les sirvió para empezar a sonar en pequeñas radios y que la prensa especializada empezara a tenerles un ojo encima. Además, su notable participación en festivales de música (entre los que destacan el Proyecto Demo, Talento S.O.S o Contempopranea) supusieron empezarse a conocer entre el público.
En 2010 su curioso nombre empieza a verse de verdad en blogs, prensa y demás medios e inician una gira por todo el territorio español. La guinda ha sido este 2011, en que además de publicar su primer LP han formado parte de algunos de los mayores festivales nacionales (SOS 4.8 2011, Sonorama 2011, Arenal Sound 2011).
El primer tema de Los últimos bañistas, Nadia, define perfectamente la formación murciana. Sobre una base deliciosa se edifica una pieza muy fina y una esencia pop impoluta. Además la letra de su corte inicial, un hecho que se repite en todo el disco, habla de sentimientos, melancolía e insatisfacción.
Junto a El gran apagón y El centro forman una introducción prometedora que se consuma con Febrero. Cuesta decantarse por alguna de estas cuatro piezas, ya que cada una presenta un sonido diferente bajo la melodía irregular y trabajada que caracteriza a este prometedor cuarteto. Resulta inevitable destacar el placentero opening de Febrero, genial (pueden venir a la cabeza Polock, muy propensos a este tipo de inicios).
Las canciones centrales del trabajo que nos ocupa pierden en relación con sus predecesoras. Puede que no dispongan de tanta frescura como las anteriores, ya que resultan un tanto previsibles. Aún así, la escucha de Esto es evolución resulta agradable como una brisa de viento de mar y Ánimo perdedor es el corte más duro y más rockero de su homónimo LP (evocan a los granadinos Lori Meyers). Y para terminar de demostrar su habilidad melódica, los murcianos cierran con Tan lejos de volver, una pieza coral sorprendente y desdibujada que nos deja con ganas de más. Terminar un disco con esa sensación, siempre es bueno. Muy bueno.