No quiero ser pesimista de primeras y me cuesta conseguirlo. Cuando encuentras algo que funciona deberías disfrutarlo, no temer que acabe en cualquier momento. Así me encuentro con Tom’s Cabin, una rareza espléndida cuya calidad no me permite disfrutarlo. ¿Por qué? El pobre es español y, a no ser que mi pesimismo gafe su destino, podría verse completamente despreciado al no rapear, bailar o ir de chulo por la vida.
La única chulería que nos muestra es su primer álbum homónimo, ‘Tom’s Cabin’ (Arcadia Music, 2013), porque escuchar esas influencias en un solo artista y tan cerca de casa, es una satisfacción. Desde la apertura de ‘Hummingbird Hawk-Moth’, el amorío entre raíces blues y folk de su single ‘The Brave’, hasta la sucia y afligida bizarría de ‘The Forest’, cada tema mezcla las influencias de la tradición anglosajona, desde el western hasta Radiohead, a ambos lados del Atlántico.
Su intensidad no pasa desapercibida. Las guitarras acústicas no nos logran engañar, la dureza de sus composiciones sobrepasa conexiones eléctricas. Aporta una visión renovada, englobadora de todo aquello que la historia musical inglesa y americana ha brindado a la música popular de peso y lo hace suyo. Un acento español que nos regala composiciones que no entienden de nacionalidades; y ‘For Whom the Bell Tolls’ como cierre, sin palabras.