Partamos de la idea de que este es un disco flojo de Wilco. Correcto, si. Bueno, también, pero si no lo firmara Wilco. Y es que de la banda de Jeff Tweedy esperamos lo mismo que de Messi: que acierte siempre. Este The Whole Love es un partido tímido, de aquellos que se aplauden por lo conseguido en otros pero de los que no se está seguro. Tras Wilco The Album, la banda parece volver a la época de Summerteeth, aquella en la que sólo una chispa no hacía sus discos esenciales. No es más que un disco que, tal vez, si hubiese tenido menos contenido, podría haber sido lo que nunca será.
Tweedy se rodeó de privilegiados para A Gosth Is Born y consiguió, no sólo un excelente disco que hacía evolucionar el sonido conseguido en Yankee Hotel Foxtrot, sino una formación perfecta que quedó demostrada en Kicking Television, uno de los últimos grandes discos en directo que se han hecho. Esa misma plantilla, los que más han aguantado en la banda, sacó en 2007 Sky Blue Sky. Otra joya. En total cuatro discos de una calidad espectacular que se sitúan en lo más alto de cualquier lista de discos -decente- de la década pasada. Fue en 2009 cuando nos sorprendieron. Para mal. Wilco the Album no cumplía con las expectativas generadas por ellos mismos. La banda del siglo XXI sacaba un disco alegre pero con poca chicha. Un poco como este The Whole Love.
La pieza de más de siete minutos Art of Almost abre el disco. Una base electrónica que recuerda a Radiohead deja el camino a los golpetazos de Tweedy que se introduce y genera una buena canción –una de las mejores del disco- que parece un cambio de rumbo de Wilco. I Might, el primer single extraído del disco, nos quita la sensación de golpe. Un órgano alegre y unos buenos arreglos intentan esconder sin éxito una canción que recuerda demasiado a The Album. Dawned On Me rescata en cierto sentido el espíritu que A Gost is Born muestra en sus últimas canciones, tal vez por el mayor protagonismo que Nels Cline, el virtuoso guitarrista, adquiere. Le sigue Black Moon, una estupenda balada agraciada con slide que suena a sus mejores trabajos. Especial mención tiene Whole Love, animada canción en la que Tweedy tira de tonos nunca explorados que parecen querer imitar la voz de Feist, como si la canadiense hubiese vuelto a ser llamada a la cita para participar en otra canción con el grupo –ya grabó You and I– y no hubiera podido asistir. One Sunday Morning es una bonita canción de folk clásica que tira de minutaje, nada menos que 12 minutos. La idea asusta, no es una mala canción pero Wilco, con esos minutos, supo hacer Spiders.
Otras como Capitol City, Rising Red Lun o I Love My Label suenan bien pero no parecen encajar de forma fluida con el disco. No nos engañemos, esta gente son excelentes músicos que saben hacer grandes canciones pero, a veces, falta ese toque que convierte a una buena canción –y en definitiva a un buen disco- en esencial. The Whole Love es un disco que se disfruta, que contiene 16 buenos cortes que se dejan gustar pero que no sorprenden en cada escucha, algo que sí han conseguido con otros trabajos.
dBpm [2011]
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J. Castellanos
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