Tengo aquí la lista. Sé quién ha sido bueno y quién ha sido malo. Ahora que todo el mundo ha recibido sus regalos, es mi deber moral llevarme ese premio cuando el que lo recibe no se lo merece. Existen tantos motivos por los que habéis sido tan malos que, quizás, arrebataros los regalos sea demasiado infantil, demasiado suave para un comportamiento tan vil. Y tú, que estás leyendo esto y pensando que has sido tan bueno, sabes que no es así.
Pero, ¿por qué ibas a fiarte de mi? Soy un mentiroso, un desconfiado, el antagonista de una blanca navidad. Pensarás que me estoy inventando los motivos y realmente has sido un ejemplo excepcional de ser humano y de persona. Pues no, el daño que le has hecho a la música este año merece un castigo y, para que veas que no estoy yendo de farol, te expongo los motivos:
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Has encumbrado hacia el estrellato a un misógino, sexista y bravucón esperpento musical. Que Robin Thicke es un músico mediocre es de por sí grave, pero que como persona sea capaz de protagonizar ese videoclip y defenderlo con un “¡qué divertido es vejar a las mujeres!” es de código penal; y la misma suerte corres tú que lo defiendes a la par.
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Si Daft Punk y su interminable single ‘Get Lucky’ han arrasado en las listas es tu culpa. Por ser tan endeble ante la barbárica maquinaria promocional del álbum y por dejarte llevar por una melodía facilona que se repite sin cesar. Y un plagio, que es lo más grave, pero para ti es mejor vivir en la ignorancia que reconocer los hechos y actuar en consecuencia. Así que por apoyar a dos ladrones reincidentes (no es la primera vez que se adueñan de composiciones ajenas) has subido un peldaño en la lista de niños malos.
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Le has dado a Miley Cyrus la oportunidad de ser el centro de atención. Porque eso es lo que es, una muy bien planeada llamada de atención, como el bebé que llora porque nadie le hace caso. YouTube como caldo de cultivo y tu morbo como combustible han convertido este año en el del “twerk” y los martillos babeados. Estarás contento.
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¿A tu ciudad la tratan así y no haces nada? Siempre escuchamos las quejas de lo caros que son los conciertos, al hipócrita tiempo en el que se saca pecho como adalid de su defensa. Ahora que no hay, ¿qué estás haciendo para cambiarlo? Nada, y te avergüenzas de que los políticos sean unos trepas e indecentes, pero tampoco haces nada para que cambie. Porque, seamos honestos, tampoco te importaba tanto en un principio, ¿verdad?
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Tú que diriges un “sello independiente”, que te vanaglorias en tu cualidad de emancipado del sistema, pero eres su hijo y has aprendido todo de ese sistema del que reniegas. Funcionas según sus reglas y te da igual a quien puedas aplastar por el camino. Tu eres de los primeros de mi lista, amigo.
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Necesitas que todo sea instantáneo, asimilable y gratuito. No te gusta la música, no la apoyas ni la defiendes, eres un devorador de modas y eso es lo único que te llena: estar a la última. La novedad por nueva no es buena, es nueva y punto. A nadie le beneficia esa actitud, solo al triunfito de turno o al Juan Magán que siga sin permitirte pensar y te desvíe del talento real que otros sí poseen.
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Crees que eres muy moderno, actúas como ese “sello independiente”, nos propones la ultimísima manera de escuchar música, pero realmente sigues cometiendo los pecados del pasado y no quieres aprender. Para ti el músico es una máquina que fabrica el producto que vendes pero que no merece el cuidado que tus socios promotores, distribuidores y discográficos. No importa cuánta música gratuita propongas, siendo así jamás serás el futuro.